Historia, mitos y leyendas de La Virgen del Rosario de San Nicolás
Entre muchas de las advocaciones marianas que podemos encontrar alrededor del mundo, una de ellas está en Argentina, justo en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos de la provincia de Buenos Aires donde está la Virgen del Rosario de San Nicolás. La Virgen del Rosario de San Nicolás es una de las representaciones de la Virgen más importantes de América Latina, visitada por miles de peregrinos en todo el mundo durante el 25 de septiembre.
La historia de la virgen del rosario data a raíz de múltiples apariciones alrededor del mundo como en 1208, Francia. Se caracteriza por llevar al niño Jesús en brazos y sostener un rosario en las manos. Es también conocida como Nuestra señora del Rosario. En 1983, apareció por primera vez ante una humilde mujer llamada Gladys Quiroga de Motta que carecía en esa época de conocimientos de la biblia o la teología.
Historia y leyenda de la Virgen del Rosario de San Nicolás
La historia de la virgen se remonta al año 1884 cuando en San Nicolás de Bari se inauguró una parroquia en honor a San Nicolás de Bari, fue allí donde albergó una imagen de la Virgen del Rosario. Sin embargo, la imagen se fue descuidando, terminó guardada y olvidada en el campanario de la parroquia, esperando a ser restaurada algún día.
Para el año 1983, Gladys Quiroga de Motta, madre soltera de dos niñas, vivía en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos. En ese entonces, la mujer afirmó haber escuchado a la Virgen durante aquel 25 de septiembre. Quiroga comentó que días más tarde volvió a experimentar la misma visión.
Una semana después de la segunda experiencia, la Virgen se vuelve a manifestar ante ella. Pero en esta ocasión Gladys le preguntó sobre sus motivos, a lo que la Virgen le muestra una capilla. Convencida sobre el cumplimiento de la misión que la Virgen le dio decide hablar con el Padre Carlos Pérez. Quien más tarde la acompañó a presentarse ante el obispo Monseñor Antonio Rossi, donde le explicó acerca de las experiencias que ha vivido.
Todos juntos emprenden la búsqueda de la imagen de la Virgen, visitando múltiples recintos religiosos. Al final la encuentran en la Parroquia de San Nicolás de Bari. Fue encontrada en el campanario donde había sido olvidada. Durante la visita, Gladys experimentó una nueva visión pero, esta vez, es la imagen dentro de un nuevo templo.
En una ocasión en la que la Virgen se le presentó, Gladys aprovechó y le preguntó si le gustaría ser llamada “María del Rosario de San Nicolás”. Ella respondió: “Así debe ser, mi anhelo es estar es estar entre vosotros, colmarlos de bendiciones, de paz. También quiero darles alegría y acercarlos al Señor Nuestro Dios”.
El 24 de noviembre de ese mismo año, la Virgen del Rosario le manifestó a Gladys: “Soy patrona de esta región, haced valer mis derechos”. Y fue así como ella y todos los habitantes de la zona comprendieron que el deseo de la Virgen era poder estar más cerca de ellos. Recibieron mucha ayuda de la comunidad y otros entes religiosos se erigió la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás.
Todos tenemos Dios en nosotros
La historia de la Virgen del Rosario de San Nicolás es un perfecto ejemplo de cómo no es necesario ir a misa todos los días. Tampoco sentarse a leer la biblia para poder estar cerca de él. Dios y la Virgen van a estar contigo, guiándote en el camino siempre que tengas un corazón dispuesto a escuchar y prestar atención a lo que dicen.
El amor de él se puede manifestarse de múltiples formas, y para escucharlo solo necesitas sentarte a reflexionar. A veces, solo dedicándole pequeños actos, como el inicio del día en la mañana o agradecerle por todas las metas alcanzadas antes de dormir. Con tan solo una pequeña oración, puede ser una gran demostración de tu afecto hacia él. Recuérdale que siempre lo llevas en tu corazón sin importar qué. Siéntate en paz y habla con él, demuéstrale tu amor tanto como te lo demuestra todos los días con un nuevo aliento de vida y las bendiciones que derrama sobre ti.