Oración de la mañana del domingo 15 de Agosto
Haz click en este enlace para hacer la oración especial de gratitud esta mañana. La vida actual nos ha llevado a pensar que lo cotidiano es parte de un ciclo del que somos dueños, pero como creyentes sabemos que todo pasa porque Dios así lo permite.
¿Cómo debemos retribuir su voluntad?
Es simple, haciendo de cada momento de nuestras vidas, un altar para su gloria que en nuestro pensamiento no falte su nombre, que honrarle sea siempre nuestra intención, y alabarle nuestra ofrenda.
Buenos días, mi Dios, gracias, por un nuevo
amanecer, hoy al igual que todos los días te alabo,
y te agradezco que me permitieras abrir
mis ojos y vivir, en este nuevo día en ti.
Gracias, Señor, por llamarme a continuar en tu camino,
anoche me acosté confiado en tu promesa de vida,
y hoy al igual que siempre, cumples tu palabra,
reafirmando mi fe, en tus obras y promesas.
Porque en tu palabra, mi Señor, está la decisión,
de seguir existiendo o de ir al descanso y esperar,
solo Tú conoces nuestro destino y nuestro tiempo,
pero Tú tienes para mí un propósito, una lucha.
Tú me has despertado, y por eso estoy vivo,
mi cuerpo está sano y se mueve por ti,
gozo de la vitalidad que viene del cielo
y tu gracia, e infinitamente tengo sed
de tu palabra y amor.
Soy tu guerrero, mi Dios, me has preparado
para enfrentar cualquier adversidad que traiga
el día, enséñame a mis enemigos y dime la
estrategia, y así como en Jericó instruiste a
tu ejército, me darás la manera de ganar y
junto con ella conseguir la victoria.
Por eso, Padre, hoy quiero alabarte por lo alto,
clamar cánticos, alabanzas y danzar en tu honor,
que todos sepan que Tú, eres el Dios dador
de vida y en abundancia, en quien yo confío.
Que eres grande, fuerte y tu poder no tiene
comparación, eres Tú, mi Señor, el principio
de todo, porque todo lo hecho fue de tu mano,
fue de tu sola palabra bendita, hecha
toda la creación.
Y serás Tú quien decida el final en el juicio,
cuando llamarás a la vida a los muertos,
y nos juzgarás por nuestros actos a todos,
dándonos paso a un nuevo inicio de paz.
Porque tu esencia es de infinito amor y bondad
para con tu amada creación sobre la tierra,
y aun cuando te entristeces por el pecado,
sigues confiando que mi proceder
buscará unirse a ti.
Y es que Tú, mi Dios hermoso, eres Padre y yo
soy tu hijo pródigo, al cual esperas, tranquilo,
paciente, y seguro que tus enseñanzas me
forjaron, haciéndome regresar hasta tu
casa, arrepentido de mi actuar.
Pero rápidamente, olvidarás mis ofensas de ser carnal,
y me restituirás a mi puesto de honor, haciéndome
participe de un banquete de recibimiento para celebrar
que regresé y quiero vivir a tu lado.
Acompáñame, mi Dios, en cada minuto de este día,
permíteme elevar plegarias de mi corazón en tu honor,
por hoy déjame ser parte de tus querubines
y poder adorarte y cantarte todo el día.
Envía a tu Santo Espíritu, para que sea mi puente
entre lo carnal de mi ser y tu divinidad, para así,
dedicarte palabras de gloria y agradecimiento,
y que todos mis actos sean en tu honor.
Porque no solo quiero glorificarte con mis palabras,
sino, con mi actuar, pensar y existir, declaro entonces
que mi respirar, está dedicado a ti, que en mi vida
solo hay espacio para ti.
Y que no existe nadie capaz de hacer
ni en la tierra ni en el cielo, las obras
hermosas que solo Tú has hecho,
porque tuyo es el poder y la gloria.
Sé que una vida completa no es suficiente
para glorificarte, pero es mi vida lo que tengo
y sin reservas, toda ella te la entrego, porque
estoy dedicado a servirte, amarte y obedecerte.
Te doy gracias, Padre, por esta oportunidad
que me das de vivir y por este momento
de adoración.
Amén.
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Con palabras de vida y agradecimiento a nuestro Padre, es la mejor forma de orar, su felicidad es enorme cada vez que decides decirle que le amas, le reconoces y obedeces.