Bendición de la mañana – 3 bendiciones para empezar el día con buen pie
Todo ser humano, en algún momento de su vida, hace la siguiente pregunta ¿dónde está mi milagro? Sin darse cuenta de que poder abrir los ojos al despertar, respirar y vivir un nuevo día ya es un milagro. Por esa razón, debemos iniciar nuestro día hablando con Dios, ya que él merece el primer lugar en todo, y así aprovechamos a pedir nuestra bendición de la mañana en tres áreas importantes. De esta forma tendremos 3 bendiciones para empezar el día con buen pie.
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Es importante saber pedir, de lo contrario, nuestra oración puede que no sea respondida, ya que nuestra expectativa no va de la mano con nuestra oración. Teniendo siempre presente que todo lo que pidamos al Padre en oración creyendo, nos será dado, Mateo 21:22, vamos a orar para que nuestro día sea un día lleno de bendiciones.
Bendición de la mañana - Primera oración del día
En nuestra vida como cristianos, debemos dar siempre el primer lugar a Dios, obviamente sin descuidar la familia, los hijos y demás.
Ante todo, siempre debemos dar gracias a Dios por cada bendición que recibimos. Una manera de ser agradecidos, es hablar primero con nuestro Padre antes que con otros. Esto nos dará confianza, fuerza y fe de que tendremos un día excelente.
Señor, primero quiero darte las gracias
por permitirme vivir un día más.
Gracias porque eres tú quien me despierta cada mañana
y me sostiene cada día.
Padre, te pido que el día de hoy
hagas de mí una mejor versión.
Te pido que me ayudes a ser mejor de lo que fui ayer,
pongo mis planes y mis sueños en tus manos,
para que sea tu Espíritu Santo
guiándome en cada decisión que vaya a tomar.
Ayúdame a regalar sonrisas y a ser luz para
los que andan en la oscuridad.
Quiero ser ese instrumento
que uses para bendecir a los demás,
quiero que tu gloria se refleje en mí.
Por eso, enséñame a ser quien debo ser
para honrarte y ser un testimonio vivo de tu poder.
De todo lo que puedes hacer,
no permitas que me desvíe del camino,
ayúdame a serte fiel.
Señor, igualmente te pido que seas tú guardando,
protegiendo y bendiciendo a cada uno de mis familiares.
Yo no puedo estar con ellos cada minuto del día
pero tú sí puedes hacerlo.
Por eso confío en ti, mi Dios,
y dejo en tus manos a mi familia,
para que seas tú quien los bendiga.
Sabes cuánto los quiero.
Deseo que les vaya bien en todo,
por eso intercedo por cada uno de ellos
y te pido que perdones sus errores.
Padre, ahora te pido por mi trabajo/estudios,
ayúdame a tener una buena relación con mis compañeros,
ayúdame a ser el (la) mejor en mi área,
no para enaltecerme ni para hacer feliz al hombre,
sino para honrarte a ti.
No quiero sobresalir para tener una mejor posición,
quiero sobresalir para darte la gloria a ti.
Bendice mi día en la empresa/instituto,
para que hoy sea un día productivo y lleno de éxitos.
Dejo mi día en tus manos
confiando en que me bendecirás
y harás que este día sea mejor que el de ayer.
No te apartes de mí,
quiero que estés conmigo en cada momento del día,
así estaré confiado y veré tus bendiciones llegar a mi vida,
en el nombre de Jesús.
Asimismo, te pido que quites las piedras de mi camino.
Confunde las maquinaciones de mis enemigos,
quienes desean verme derrotado.
Se tu mi victoria y fortalece mi espíritu para ser más que vencedor.
Envía a tus ángeles para que acampen a mi alrededor
y así pueda sentirme bajo tus alas,
con la seguridad de que tu sangre preciosa jamás de irá de mi lado.
Mi vida es tuya, mi familia es tuya,
te entrego todo lo que soy y todo a mi alrededor.
En el nombre de Jesús,
Amén.”
La importancia de orar al iniciar el día.
Es bueno asegurar las casas, vehículos y demás, pero para nosotros los cristianos, la bendición de la mañana es como una póliza de seguro.
Si queremos que nuestro día este lleno de bendiciones y éxitos, se lo pedimos a Dios y él, queriendo lo mejor para cada uno de nosotros, nos regalará un día lleno de bendiciones, pero esto ocurre siempre que tengamos comunión con Él.
Dios sabe lo que queremos y lo que necesitamos, pero él desea que le hablemos y le pidamos. Por eso, la oración es también la llave que abre las puertas del banco, donde están depositadas nuestras bendiciones.