Hermosa oración al Divino Niño Jesús para todos los días
La oración para todos los días al Divino Niño Jesús, es ideal para conseguir la protección y las fuerzas. E incluso la paz de cada día para realizar cada uno de nuestros quehaceres diarios. Esta adoración al Divino Niño Jesús, representa una luz para el mundo. Honra de la vida, y brinda el perdón ante la atrocidad cometida por los hombres ante tantos abortos y niños, que a diario son abandonados.
Los cuales, solo encuentran la paz, teniendo fe en el espíritu santo y Cristo, Jesús. Por eso, que es ideal, siempre hacer una oración por la familia y el alma de los niños al Divino Niño, Jesús.
Con el fin, de brindar paz a nuestra familia y el alma de los niños. Eso sí, debes de proceder hacer la señal de la cruz al principio y al final decir Amén. Para que Cristo y el Espíritu Santo, nos escuchen con atención esas plegarias que nos salen del alma y con una fe inmensa en ellos.
Recordemos que Jesús nos dice que el reino de los cielos es de los niños, y que el amor de su Padre Celestial llegará a nosotros cuanto más parecidos logremos ser a los niños.
Esto debido a que los niños son los seres más puros que encontraremos en la tierra, y por supuesto, de nuestra familia. Por esto, el reino de los cielos es de ellos.
Si deseas ser cada día bendecido por Dios, puedes comenzar por realizar cada día la Hermosa oración al Divino Niño Jesús para todos los días.
Sin olvidar de decir Amén, como última palabra de la oración. Con el fin, de que Cristo, y el Espíritu Santo, puedan saber que tus plegarias salen de tu corazón.
Oración poderosa diaria para el Divino Niño Jesús
Realizar la oración para todos los días al Divino Niño Jesús, es la mejor manera de honrar, pedir perdón y protegernos ante todas las atrocidades que actualmente se encuentran en este mundo que habitamos.
A través de ella conseguiremos la salvación eterna,
con esta oración limpiarás tu alma y corazón.
Amoroso y candoroso Niño Jesús,
el hijo bendito de nuestra Madre María, por lo tanto,
que te admiro, honro y amo,
ante tu gloriosa imagen, hoy vengo a rogarte.
Te suplico que tu amor sea mi soporte y mi amparo,
que tu risa cada día sea mi alegría y tu mirada, tu gran protección,
que con tus brazos me envuelvas y sean mis refugios
en cada uno de los malos momentos de mi vida.
Te ruego que con tu luz alumbres mi camino,
para poder mirar con claridad el camino correcto de mi vida,
ante ti hoy me arrodillo, porque sé que me escuchas
y me proteges a pesar de mis grandes pecados.
Te ruego que vengas a mí y me llenes
de tranquilidad, de esperanza y alegría,
y con el mayor respeto posible te ruego que me concedas
los favores divinos que cada día te suplico.
Hoy vengo a pedir perdón, por cada una de las veces
que te he humillado y he pecado ante tus ojos,
pido que me perdones y que sigas siendo tú
la luz de mi camino en cada día.
Protégeme de todo aquello que venga a mí con
la idea de perjudicar mi camino y quebrantar mi fe,
coloca sobre mí un manto protector, para que ninguna maldad
ni maleficio sea capaz de tocar mi vida.
Ven a mí y protégeme, se tu quien guíes mi camino,
aleja todo mal pensamiento de mí,
quita todo rencor y odio que pueda haber en mi corazón,
haz que tenga la pureza de un niño, para así
poder ser bienvenido a los reinos de los cielos.
En ti confió, hoy y siempre, protégeme y guíame,
te ruego que seas tú a través de mí.
Hoy y siempre te alabare,
en el nombre de nuestro Todopoderoso Dios.
Amén.
Para orar, solo necesitas tener fe y devoción
No existe una fórmula secreta para realizar esta oración, lo único que necesitas al realizar la oración para todos los días al Divino Niño Jesús, es tener la fe y devoción en él. Ten cada nuevo día las ganas de ser mejor.
De actuar, de acuerdo a los designios de nuestro Señor, y con estos deseos recita esta oración. En ella encontrarás paz, protección y sabiduría, podrás ver el mundo con ojos llenos de amor.
Podrás sentir, como tu alma es la de un niño nuevamente. Cada día al despertar antes de comenzar tu día realiza esta oración, manteniendo tu pensamiento en ella.
Todas las oraciones deben ser hechas desde nuestro corazón. Y que sea nuestro espíritu quien hable, que Dios, pueda sentir cuán sinceros somos en cada una de las palabras que decimos. Debes rezar de rodillas, y teniendo solo la imagen de nuestro Divino Niño Jesús en tu mente.