Romanos 1:16 ¿Por qué no debes avergonzarte del evangelio?
La biblia nos dice en Romanos 1:16 ¿Por qué no debes avergonzarte del evangelio?. Existen creencias que asumimos en el recorrido de nuestras vidas. Ya sean porque han sido inculcadas desde nuestra infancia o bien sea, porque con el pasar de los años.
Las experiencias y los conocimientos nos han hecho creer y crecer espiritualmente. Y cuando creemos en algo y conocemos sobre eso no debemos sentir pena o temor al hablar de ello.
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El evangelio literalmente significa “buenas nuevas”. Y es ese plan que Dios ha diseñado para nosotros con el fin de limpiar nuestros pecados creyendo en él. Profesando su palabra y haciendo su voluntad. Si tenemos verdadera fe en nuestro Dios maravilloso, debemos bañarnos de sus enseñanzas leyendo la biblia. Y conociendo de él, para poder llevar esa sabia palabra al mundo.
Me sentiré en paz al llevar la palabra de Dios sin penas ni temores
Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego”.
Si mi fe es verdadera, es sincera de corazón. No me dará pena, vergüenza o miedo al predicar y evangelizar la palabra de Dios. Porque creo ciegamente en que su poder es grande y sin medida, y que vendrá a salvar a quienes desde su alma creen en él.
Muchos han tenido que pasar obstáculos y grandes dificultades para lograr encontrar refugio en los caminos de nuestro señor Jesucristo. Han vivido momentos de oscuridad y desolación cuando las tentaciones del demonio se han apoderado de sus actos.
Han visto la tristeza y la desolación sin consuelo por llenar su vida de vanidad y ambición. Alejándose finalmente de la palabra de Dios.
Dios es tan grande y bondadoso, que su misericordia nunca te abandona. Si reflexionas, pides perdón y reconoces a nuestro señor Jesucristo como dueño del mundo y de tu vida. Cuando lo aceptas realmente en tu corazón, él te acogerá en su seno y te bañará de miles de bendiciones.
Pero arrepentirse no basta, hay que hacer las cosas que le agradan al Señor. Entre ellas está leer la Biblia y evangelizar su palabra.
Romanos 1:16 ¿Por qué no debes avergonzarte del evangelio?
No sientas temor o vergüenza al hablar de Dios ante tus amigos. Tus palabras sin saberlo podrán ser aliento para los caídos, en oportunidades hasta refugio para los afligidos. Habla sobre las bendiciones que han invadido tu vida, sobre testimonios de verdadera fe donde Dios ha puesto su mano milagrosa y te ha vuelto a la vida. A la verdadera vida caminando de su mano.
Dios tiene un plan poderoso para cada uno de nosotros. Y si Él, no nos olvida nunca, tu no debes avergonzarte del evangelio. Pues, nos espera un regalo de vida, que es nuestra decisión si queremos recibirlo o no.
Hay que creer con verdadera fe en sus bondades. Jesucristo murió por nosotros, fue quien cargo la cruz del mundo y dio su vida por el perdón de nuestros pecados. Luego resucitó para demostrar que esos pecados fueron liberados.
Igualmente, ahora podemos ser salvos a través de la fe en Cristo. Debemos confiar en él, entregarle nuestra vida y ser su fiel seguidor. Para poder conseguir en su palabra el perdón de los pecados y que nos pueda llevar a la vida eterna.
Confianza y Oración para evangelizar en Dios
La palabra de Dios es simple. Al decirnos en Romanos 1:16. Que para conseguir la salvación solo hay que creer y tener fe en la misericordia de Dios a través de Jesucristo. Siendo puro de corazón, como seguidores obedientes y agradecidos. Y con deseos sinceros de que se hará su santa voluntad, con una fe viva en Cristo que todo puede hacerlo realidad.
Con oración poderosa imploraré mis anhelos y esperaré con paciencia su gracia divina.
No sentiré vergüenza de mi fe, de mi vocación, de mi amor incondicional al Dios que todo lo puede. Seré humilde ante su voluntad, confiando en que él hará lo mejor para nosotros. Porque como buen padre desea dar cosas buenas a sus hijos, por ello y más no debes avergonzarte del evangelio.
Por eso pediré lo que necesite porque me lo dará, buscaré y encontraré, llamaré y se me abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abre.