¿Cómo puedo fortalecer mi fe para estar más cerca de Dios?

Queridos hermanos en Cristo Jesús, muchas veces nos preguntamos: ¿cómo puedo hacer para fortalecer mi fe y estar más cerca de Dios? Esa interrogante nos puede acompañar a lo largo de nuestra vida y se hace más apremiante sino experimentamos esa cercanía con Dios en los momentos de angustia, miedo y soledad.

Son esos momentos en que más necesitamos sentirnos cerca del Padre, de ese Padre amoroso que nos acobija y protege. Con el que experimentamos la experiencia de fe, esa experiencia que nos hace sentir que, aunque no lo veamos físicamente, sabemos que es nuestro acompañante, que se manifiesta de muchas formas. Permíteme mostrarte cómo experimentar esa cercanía con Dios y vivir confiados en su amor.

Cómo fortalecer mi fe y acercarme a Dios

Hebreos 11:1 “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”

A lo largo de nuestra vida, vamos experimentando distintos acontecimientos que nos hacen confrontarnos a nosotros mismos y con la fe que manifestamos en Dios. Como creyentes en Dios, el verdadero objeto de nuestra fe, es esperar que a su manera nos vaya dando las respuestas que esperamos, he allí la verdadera fe, pero no siempre sucede así.

Hay momentos en nuestras vidas donde nos sentimos como Job, en medio de grandes tempestades, tribulaciones, miedos y angustias, preguntándonos ¿dónde está Dios? ¿Por qué nos ocurren todas estas cosas? En medio de todas esas situaciones, necesitamos acercarnos a Dios, sentir su presencia amorosa, que nos permita sentirnos seguros y confiados en que nada nos sucederá y que todo tiene una respuesta.

2 Corintios 4:7-9 “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos”

¿De donde viene la fe?

He allí el misterio de la fe, la convicción del inmenso amor con el que Dios nos acompaña siempre. Para vivir desde la fe y convencido del amor de Dios, necesitamos alimentar diariamente nuestra fe. Dios ha puesto fe en nuestros corazones y desde nuestra libertad, decidimos dónde colocar esa fe. Romanos 10:17, "La fe viene, pues, del oír, y el oír de la palabra de Cristo."

La confianza y la fe en Dios se fortalecen con el conocimiento de su persona y su palabra, no se ama a quien no se conoce. Entonces es necesario ir a la fuente, beber del pozo de la palabra de Dios.

1 Pedro 2:2 “deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación” Nuestra fe se acrecienta leyendo y practicando la palabra de Dios. Medita sobre ella, al meditar y contemplar la palabra, podrás ir actuando conforme a esa palabra. En la medida en aprendemos a actuar según la palabra de Dios más sentimos su poder y su presencia amorosa en nuestras vidas.

Meditar en Dios acrecentará tu fe

Con la meditación surge una comunicación muy intima con Dios, por medio de la oración, allí contemplas como Dios va obrando y dando respuestas que son testimonio para acrecentar tu fe. En la Biblia encontramos numerosos testimonios del cumplimiento de las promesas de Dios a los hombres de fe. Lo que Él ha hecho por otros también lo hará por mí.

Nuestra fe, puesta en el convencimiento del poder de Dios por medio de su palabra, aumentará aún más nuestra fe, para presentar por medio de la oración nuestras necesidades ante un Padre que nos escucha y acude a nuestro auxilio.

Jeremías 33:3 “Clama a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Dios, al igual que a Jeremías, nos pide que acudamos a Él, que clamemos, presentemos nuestras angustias y entreguemos nuestras cargas, ÉL que es un Dios fiel responderá a ese clamor.

Por medio de la oración establezco un diálogo de amor con Dios, con ella lo alabo y reconozco su poder, su grandeza, por ello llego a Él con humildad para adorarlo, y pedir que venga a mi auxilio, por su infinita misericordia.

Dios nos atrae con la fuerza de su amor, como Padre bueno quiere que vivamos según su palabra. Durante los momentos difíciles, en los que nuestra fe flaquea y Dios pereciera no ser fiel, es en ese momento en que nuestro Padre Dios estará fortaleciendo nuestra fe, el refugio en la oración nos dará fuerza y venceremos en Cristo la tentación y la duda.