Oración de la mañana del 10 de Febrero
El camino es mejor acompañado de Dios. Haz clic en el enlace que aparece a continuación y obtén la forma justa de pedirle al Señor que sea tu compañero de camino.
Caminar con Dios es lo mejor
No hay mejor compañía en esta vida que la de Dios. Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, pero solo con Él caminando a nuestro lado, podremos andar seguros, agradados y protegidos; y llegar al final donde está la salvación.
Padre bueno, querido Señor, gracias por este hermoso día,
que regocijo el que siento al buscar de tu presencia,
en el aun silencioso amanecer que me regalas hoy
te alabo, Mi Rey, y me inclino a tus pies.
En este grandioso día en el que despunta el alba,
te ruego, Mi Dios, que renueves mis ganas de ti,
de buscarte y seguirte a donde vayas, de seguir
tus pasos y buscar siempre la verdad y la justicia.
Otórgame, Mi Dios grande, bendito y bondadoso, la
fuerza divina para en este día vencer todo espíritu
inmundo de maldad, para transmutar toda situación
negativa y hacer de ella gracia, y para mantenerme
firme ante toda tentación del mundo.
Mi Dios, eres Tú el Señor bendito de la creación,
todo lo hecho y por hacer viene exclusivamente de ti,
no existe nada que pueda salir de tu control divino,
porque tus ojos todo lo ven, nada se te escapa.
Tus manos todo lo pueden, y tu sabiduría
suprema está por encima de todo entendimiento
y razonamiento humano.
Señor, para ti tus actos son cotidianos, pero para mí,
cada obra tuya es un milagro de amor.
Te pido en este día, me permitas tomar cada hora
para conocerte más, para formarme como hijo tuyo,
y aprender de tus actos, palabras, amor y comprensión,
no mirar con los ojos, sino ver con el alma.
Heme aquí, Señor, en mi lugar de oración,
cuídame de la distracción perturbadora que
el enemigo me grita a los oídos, buscando
interrumpir mi tiempo perfecto de deleite,
neutralízalo, Mi Dios, para que las palabras
fluyan del corazón.
Lléname, Señor, con la luz de tu infinita verdad,
y aclara las zonas oscuras de mi andar cotidiano,
para no caer presa de la bestia del enemigo
o de la espada envenenada de sus
mentiras pecaminosas.
Hoy, Señor eterno y glorioso, sé mi gran protector,
líbrame del lazo de quienes se alegran por hacer mal,
pelea junto a mí, contra los demonios de la oscuridad
que son instrumento de maldad para manipular y matar.
Cuida, Dios, mi proceder, no permitas que caiga
en la cólera de la ira y pasiones, porque nublado
estaría mi juicio, y podría cometer actos de los que
arrepentirme luego no sería suficiente
para enmendar mi error.
Dios amado de mi corazón, te agradezco por
tanto amor que me das, por tu compañía
paciente y consecuente a cada hora y
momento, que me mantenga pulcro o
me haga pecador, Tú siempre estas
allí para socorrerme y levantarme.
No tengo palabras para agradecerte ni retribuirte,
Mi Dios, solo puedo ofrecerte mi servicio, a la vida
misma como ofrenda para tu gloria. Sé la mano,
Señor, que empuñe el instrumento que soy
para tu voluntad.
Mírame, Señor, con misericordia celestial y cubre
todas mis facetas, bendice mis pasos, mis palabras
y hasta mis pensamientos, sostén mis manos y llévame,
Señor, sobre la piedra para no tropezar, y si he de
caer levántame, Padre.
En cada minuto de este día, Mi Dios,
quiero cumplir tu voluntad, dame
la fuerza para actuar conforme a tu esencia,
para dar amor y trasformar lo malo en
buenas acciones que sean de tu agrado.
Tómame, Señor, en tus manos como masilla
y modela con tus manos la mejor versión de mí,
conforme a tu gusto y al propósito divino
que has elegido para mi existir.
Te bendigo en esta mañana y te dejo al control
de toda mi vida, mis palabras, pensamientos y
de cada paso que dé este día.
Amén.
Señor, quiero tu compañía
Dios nuestro Padre, siempre procurará lo mejor para nosotros, pero siempre esperará que le digamos al oído cuán deseosos estamos de que nos suba en sus hombros o nos lleve de la mano.