Oración por la prosperidad de España
Alrededor del mundo, cada persona desea prosperidad, tanto para sí mismos como para todos. Esto no resulta ser nada egoísta, ya que al recibir prosperidad, nuestra descendencia también la recibe, pero hay personas que no piden para sí mismo pero de una manera diferente, un claro ejemplo es una oración por la prosperidad de España.
Cuando oramos por la prosperidad de una Nación, no solo pedimos por nuestra propia prosperidad y la de nuestra familia, sino que también por la prosperidad de todos sus habitantes, y cuando decimos todos, nos referimos a las diferentes clases sociales, ideologías políticas y religiosas, funcionarios, amigos, familiares y enemigos, cumpliendo lo que dice la Biblia con respectos a orar unos por otros, amar a nuestros enemigos y orar por los gobernantes “Mateo 5:44“, “Santiago 5:16“.
Oración por la prosperidad económica y espiritual de España
Dice la palabra de Dios que cosecharemos lo que sembramos “Gálatas 6:7”. Si deseamos prosperidad, y la deseamos en abundancia, qué mejor manera de sembrar que pidiendo prosperidad por una nación entera. Imaginemos la cantidad de personas por las que estamos orando, qué tan grande será nuestra prosperidad si la de cada persona se devuelve hacia nosotros con creces.
Recuerda que la verdadera intensión de nuestra oración debe ser genuina y sincera. No debemos orar por un interés personal, sino por un interés común. Cuando un país es próspero, todos sus habitantes también lo son. Así que oremos, repite:
“Señor Jesús,
cuando te entregaste como sacrificio vivo por cada uno de nosotros,
nos diste el hermoso regalo de la prosperidad,
hiciste a todo al mundo próspero.
Más allá de la prosperidad económica,
también nos entregaste la prosperidad espiritual.
Por eso te pedimos primero por la prosperidad espiritual de España,
Pedimos que seas tú habitando en el corazón de cada español,
que seas tú llenando de amor y compasión los corazones de ellos.
Ahora te pedimos por su prosperidad económica,
levanta la nación de España con una fortaleza económica,
que el trabajo abunde en todo el país,
para que así todos puedan conseguir el sustento de sus hogares y familia.
Sabemos que tú nos bendices,
pero que también debemos trabajar para recibir la bendición.
Nosotros, siendo tus hijos, somos coherederos de todas tus riquezas,
tú eres el dueño del oro y la plata.
Las moradas que tienes para nosotros en tu reino
están llenas de piedras preciosas, de lino fino, de pureza y riquezas sobrenaturales.
Así como tu voluntad se ha cumplido en los cielos,
te pedimos que también se cumpla aquí en la tierra.
Una vez más Señor,
te pedimos que comiences a derramar abundancia y hagas prosperar a España.
Te damos gracias Dios,
porque enviaste a tu hijo para limpiarnos de todo mal y eso incluye la improductividad.
El quinto derramamiento de sangre que brotó de las manos de Jesús
cuando clavaron los clavos en sus manos,
nos libera de la falta de prosperidad y por eso la aplicamos sobre España,
en el nombre de Jesús.
Amén.”
¿Por qué debemos pedir por la prosperidad de España?
Como hijos de Dios debemos bendecir a los demás, porque cuando bendecimos recibimos bendición. La prosperidad es una bendición que ya nos ha sido entregada, pero que a veces no la vemos porque no la hemos activado.
La prosperidad ya la tenemos pero para verla en nuestras vidas debemos activarla, y esto se hace trabajando. Para conseguir la bendición al cien por ciento, la palabra de Dios dice que la fe sin obra es muerta “Santiago 2:18-22“, a esto hace referencia que si no accionamos no veremos el propósito de Dios cumplirse al cien por ciento.
Una nación es prospera si su gente también lo es. Es el principio de la siembra y la cosecha. Sabemos que puede sonar algo contradictorio, pero es como un búmeran. Si el país es próspero también lo son sus habitantes y viceversa, ya que un país no es un territorio geográfico sino su gente. Por eso debemos hacer una oración por la prosperidad de España y, con el acuerdo de sus habitantes al orar, veremos los frutos de nuestra petición.
Recuerda que todo lo que pidas al padre (Dios), en el nombre del hijo (Jesucristo), se ¡hará!. Solo debes creer en fe de que así será.