Novena de la gracia de San Francisco Javier por la devoción

Principalmente las novenas son un conjunto de oraciones que se predican en honor a determinado santo o a Dios. Éstas pueden ser con el fin de hacer una petición, otorgar un agradecimiento o solicitar la paz del descanso eterno a algún difunto. Además estas oraciones deben darse en nueve días consecutivos o uno cada semana. La Novena de la gracia de San Francisco Javier por la devoción es una poderosa herramienta de fe y amor.
San Francisco Javier fue un sacerdote misionero que consagró su vida a profesar el evangelio en el Medio Oriente. Convirtió miles de personas en el cristianismo y su vida es vivo ejemplo de devoción y amor a Dios. Por ello dedica un novenario en su nombre para solicitar mantenga viva y latente nuestra devoción hacia la fe verdadera en Cristo Jesús.
San Francisco Javier, patrono de los misioneros
Ser misionero del señor es dedicar la vida a enseñar la doctrina cristiana. En todos aquellos lugares en donde las personas desconocen esta palabra o por desobediencia no la practican. Por ello San Francisco Javier fue uno de los más grandes misioneros de Dios, que por más de 10 años dio su vida a convertir a otros.
Se le considera el Patrono de los Misioneros. Porque su gran poder de evangelizar y llevar el cristianismo a miles de personas marcó el ejemplo de verdadera convicción. Para fortalecer tu devoción, implora este novenario:
Glorioso San Francisco Javier
Bendito Sacerdote Jesuita,
quien te dedicaste en vida a profesar la
palabra santa de nuestro Padre Celestial.
Dejaste de lado las vivencias de la carne para
entregar tu espíritu al servicio y la enseñanza
de los demás. Ofrezco esta novena en tu
nombre para afianzar mi devoción a la fe
cristiana.
Por favor gigante de los misioneros, noble hombre
bondadoso y consecuente, jamás decaíste en
la oración ni aun en tu lecho de muerte,
tu fe siempre fuerte te mantuvo alegre y
dispuesto al servicio del más necesitado.
Eres el Patrono de los Misioneros por tu lucha
incansable en la promoción del evangelio,
ejemplo a seguir por los que ahora llevan el
mensaje de amor al mundo. Igualmente porque Dios
siempre escuchó tus plegarias y
te bendijo con el don de la oratoria.
No te importaron los vestidos, los manjares, los
castillos o las riquezas, tu única misión fue
predicar, hablar, profesar las enseñanzas que
Dios te fue mostrando y con entendimiento
acogiste en tu alma para
contar sobre su gracia divina.
Convertiste a quienes habían perdido la fe y
la esperanza en un Dios Todopoderoso,
reviviste esa llama que por cosas de la carne
estaban apagadas y que con tu poder de
orientar y aconsejar volviste a encender.
Y a aquellos que desconocían las bondades
del santísimo, que estaban ciegos en terrenos
fangosos, les alumbraste la vista, iluminaste
su razón y también le abriste caminos de esperanza
en nombre del padre, del hijo y de espíritu
santo.
El don de la piedad como virtud del ser
humano la desarrollaste en medio de
personas que carecían de Dios, que, por caer
en tentaciones del demonio, su vida estaba
sumergida en pecado y maldad.
Finalmente a los presos en encierro, los honraste con tu
presencia. También a los enfermos en rechazo de los
demás, tú los acogiste con amor, aquellos que
las masas despreciaron y humillaron por su
condición de salud, tu no los abandonaste y
les enseñaste a creer y a confiar en la
misericordia de Dios.
Amén.
El poder de la oración por nueve días
La Novena de la gracia de San Francisco Javier por la devoción tiene mucho poder. El dedicar nueve días de oración con verdadera devoción puede hacer que Dios cumpla para ti lo que pides. San Francisco Javier es un gran aliado para que interceda ante Dios y si decides dedicarle una novena a este sacerdote. Ten presente que debes hacerlo con verdadera fe, con compromiso de culminar lo que iniciaste sin poner excusas ante Dios de las faltas o interrupciones.
San Francisco Javier escuchará tus plegarias y tus peticiones, porque si lo que deseas es afianzar la devoción en tu fe cristiana. Él es el más indicado para conceder el favor bajo la voluntad de Dios, de fortalecer tus creencias y alejar las dudas.