Oración poderosa para después de comulgar (Comunión espiritual)
Luego de realizar o recibir la comunión sacramental por medio de la hostia consagrada, lo ideal es realizar la oración poderosa para después de comulgar (comunión espiritual). En la cual abrimos nuestro espíritu y conciencia al Señor Todopoderoso. Para que así, podamos recibir en todo nuestro ser el cuerpo y la sangre de Jesucristo, junto a todos sus valores de purificación.
El pan y el vino, que son la representación simbólica del cuerpo y la sangre de Nuestro Salvador el Señor Jesucristo, se reciben físicamente, pero también de forma espiritual. Ambos se convierten en un alimento para el alma, que nos acerca mucho más, a la unificación con nuestro Padre, y gracias a la oración, fortaleceremos aún más nuestra conexión.
Comunión Espiritual para después del Sacramento de la Eucaristía
Después de comulgar lo ideal es regresar a nuestro asiento para realizar la oración, en la que demostramos a Nuestro Señor que estamos dispuestos a recibir su cuerpo y sangre. Cerrar los ojos y con profunda concentración recitaremos la oración, teniendo en cuenta que tenemos la sangre y el cuerpo de cristo con nosotros.
¡Oh Dios!
En este momento recibo la sangre y el
cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo tu hijo,
representado en esta hostia y este vino.
Estoy dispuesto a seguir tu palabra
y aplicarla en mi vida y en mis acciones.
¡Oh padre Glorioso!
En este templo que se ha
construido como tu casa,
quiero elevar mis más profundas y
sinceras disculpas por mis pecados.
Te he fallado Señor,
espero me perdones y encuentres en
mis palabras sinceridad.
Pido me comprendas
y sepas que a diario trato de ser
un hijo perfecto ante tus ojos,
en ocasiones fallo y por eso
imploró me sepas perdonar.
Para poder cuando deba, reunirme
junto a ti en el paraíso.
Si he de pagar con un castigo
por no saber cumplir tus
mandamientos y designios,
Con humildad así lo aceptó
Padre Amado.
¡Oh Dios Bendito!
En este domingo visitó tu casa
que es también mi hogar,
para honrarte y alabarte como lo mereces.
Ruego Señor por la paz del mundo,
por el perdón de todos los pecados,
y por la reconversión de
las almas perdidas.
Ruego además,
por la sanación de las personas enfermas,
por la protección de mi familia,
y muy en especial por la
iluminación de mi camino.
¡Altísimo Señor!
Quiero agradecerte por haberme
llenado de fuerzas para llegar hasta aquí,
por haberme llenado de fe en tu
palabra, y de amor por ti.
Y haberme mostrado el camino correcto
en mis momentos difíciles,
Por siempre cuidar de mi sabiendo
que en ocasiones te fallo.
¡Celestial Protector!
Te ruego me ilumines
y me concedas las palabras adecuadas,
para esparcir y predicar tus enseñanzas
ante los incrédulos.
Pues quiero,
transitar por el camino de la vida
sin caer en tentaciones,
para inculcarle a los míos
la importancia de amarte,
alabarte y honrarte.
¡Oh Señor de señores!
¡Oh Padre de padres!
Pido por mi salud y bienestar Familiar,
para que nunca nos falte tu bendición o
un plato de comida caliente
sobre nuestra mesa.
Te pido, bendigas mi hogar y mi trabajo,
para, que mi situación económica
se mantenga próspera,
y así no pasar necesidades o angustias.
Y sobretodo,
que tu bendición y presencia
nunca nos falte,
y así siempre vivir de tu mano.
¡Oh Dios mi Señor y Redentor!
Para elevar esta oración,
primero purifiqué mi alma y cuerpo
recibiendo en él, tu cuerpo y sangre bendita.
¡Amén!
Oración poderosa para recibir las enseñanzas de nuestro Señor después de comulgar
El Sacramento de la Eucaristía es uno de los mandatos divinos que todos los cristianos practicamos y debemos llevar a cabo. Por ello, la importancia de realizarlo con la más sincera y profunda fe. Es necesario hacerlo con la convicción de estar totalmente dispuesto a recibirle, y a rezar la oración poderosa para después de comulgar.
En la oración poderosa que aplicamos después de comulgar, es sumamente necesario concentrar toda nuestra energía positiva, para que nuestro Señor Jesucristo y Nuestro Padre Creador concedan las virtudes para hacerte uno de sus siervos. Recuerda, que debemos tener presente a Jesucristo no solo cuando recibamos el pan y el vino, sino en todo momento.