Oración divina por un enfermo del corazón y su pronta recuperación

Oracion divina por un enfermo del corazon y su pronta recuperacion

Dios siempre está atento a nuestras oraciones y más aún cuando oramos para ayudar a un amigo enfermo. Nadas más debes tener presente que a al Padre le gusta que, al momento de buscarlo, lo hagamos con sinceridad y no que recurramos a Él en tiempos de angustia.

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  1. Oración por la sanidad de un enfermo del corazón
  2. Puede Dios sanar cualquier enfermedad

Oración por la sanidad de un enfermo del corazón

Las enfermedades vienen a nosotros a causa de nuestra desobediencia y pecados hacia el Señor. Es por eso que, a veces, vemos personas padeciendo enfermedades terribles y no entendemos por qué suceden estás cosas. La respuesta está allí, que hemos hecho algo mal o arrastramos pecados del pasado.

Amado Padre Celestial, en este momento me presento

ante ti, para agradecerte por cada una de tus

bendiciones. Te agradezco, pues, a pesar de las

tribulaciones, nos permites un nuevo día de vida.

 

Agradecido, ya que es por tu amor y tu misericordia

que disfruto de mi familia y de sus ocurrencias.

Me siento contento, por el hecho de que

aún en esta situación, cuento con el cariño de ellos.

 

Dios del cielo, en este momento quiero pedirte

disculpa por mis ofensas hacia ti. Perdóname

si te he fallado de pensamientos,

palabras, obras u omisión.

 

Perdona aquello con lo cual yo te he ofendido

y me he alejado de tu presencia. Que yo pueda,

a partir de este momento, volver mi rostro a ti,

y así poder sentirte muy cerca de mí.

 

Señor, Tú mejor que nadie conoces mi condición

de salud, por eso vengo ante ti. Para que seas Tú,

haciendo tu voluntad en mi vida. Mira mis problemas

cardiacos y toma el control de mi corazón.

 

Padre Celestial, según la ciencia, mi corazón ya

ha dado todo lo que tenía que dar. Pero yo creo en

el Dios de lo imposible. Por eso me coloco en

tu destreza, seguro de que Tú obraras en mi vida.

 

En este momento, yo me suelto en tus manos

y declaro que soy libre de toda enfermedad cardiaca.

Porque Cristo Jesús pagó el precio por mí,

en el madero de la cruz.

 

Y es ese sacrificio, es el que me limpia de pecado

y me libra del mal o enfermedad que quiera

robarme la paz. Porque yo soy hijo del Rey de reyes.

 

Por eso en este momento confío en tu palabra,

que dice que si tuviéramos Fe, como un grano de

mostaza, podríamos mover montañas

y me aferro a tu promesa.

en ti confio y estoy seguro de que Tu, obraras en el momento adecuado

De que todo lo que pidamos al Padre, en tu nombre,

será hecho. Por eso yo sé que Tú, estás escuchando

mi oración y que Tú, obraras en mi salud

conforme a tu voluntad.

 

Que yo pueda ser testimonio de tu amor y que mi

vida, a partir de este instante, sea una prueba

más de tu poder y misericordia

hacia cada uno de nosotros.

 

No permitas que en ningún momento mi fe

desfallezca. Si no, que yo pueda prevalecer

firme en esta batalla, y aunque un ejército

se levante contra mí, yo no temeré mal alguno,

porque Tú estás conmigo.

 

Trata también con mi familia, que abran su corazón

y que aprendan a confiar en ti. Que te acepten

como su único Señor y Salvador.

 

Fortalece su espíritu para que no desfallezcan

durante el proceso de mi enfermedad. Más bien.

que ellos puedan permanecer fuertes

y confiados en que Tú, tienes la última palabra.

 

Mi amado Dios, en ti confío y estoy seguro de

que Tú, obrarás en el momento adecuado,

y sé que si es tu voluntad que yo parta de

este mundo, me iré tranquilo, porque andaré

reposando en tus brazos.

 

Muchas gracias te doy por estar siempre

a mi lado y no soltarme jamás. Por ser mi

compañero fiel y mi consolador en los

momentos más difíciles, en el bendito

nombre de Jesús.

 

Amén.

Puede Dios sanar cualquier enfermedad

Para el Dios de lo imposible todo es posible, ya sea la recuperación de un enfermo o sanar a una persona del corazón, incluso levantarlo de la muerte. Como lo hizo Jesús cuando resucitó a Lázaro. Se puede contemplar este evento en el evangelio de Juan, capítulo 11, versículos 17 al 27.

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