Oración de la mañana del miércoles 11 de Agosto
Entra en esta oración especial y aprende cómo las palabras que decimos diariamente son un canal a través del que pueden llegar a tu vida muchas bendiciones y cosas buenas, para ti y para tus seres amados.
Dios bendice los dichos de tu boca
Para alcanzar el respaldo y la bendición de Dios en todo lo que dices, tus palabras deben estar acorde con el deseo de Dios para ti, de manera que, debes hablar desde la bendición, la gratitud y la honra a Dios; y así obtener su respaldo.
Bendito Dios todopoderoso, creador del cielo
y la tierra, hoy quiero celebrarte, porque Tú
mereces todo el honor y la alabanza que
tus hijos podamos darte cada día.
Esta mañana que apenas comienza, quiero acercarme
a tu santísima presencia, para adorarte y darte gracias,
por todo el amor que me das cada día, por tus
bendiciones y amor infinito.
Es por esto, que cada vez que oro a ti Señor
quiero adorarte y agradecerte, porque me das
mucho más de lo que merezco, por esta razón es
que yo quiero, que Tú seas mi guía en este día.
En especial, quiero dejar en tus manos mi boca,
específicamente mis palabras, Dios, te pido que
Tú inspires cada una de ellas, antes de que sean
pronunciadas, mucho antes de que se generen
en mi pensamiento, quiero que seas Tú,
sembrándolas en mi corazón.
Saca de mi vocabulario todo prejuicio,
cada palabra que esté motivada por
una idea preconcebida de las personas,
no permitas, Señor, que yo caiga en juzgar
a mis semejantes, ayúdame a esperar,
a conocer y respetar con mis labios.
De la misma manera, Señor, saca de mis
labios toda palabra de maledicencia,
intervén en mi hablar en el momento
que quiera maldecir con mi boca.
Porque mi boca, mis labios y mi voz,
Tú las creaste con el propósito de alabarte,
de adorarte y no para prestarlas a conversaciones
y palabras que me aten al mal y me alejen de ti.
Enséñame Señor a enunciar palabras de bendición,
guía cada conversación y adórnalas con tu gracia,
suaviza mis palabras con tu amor, no permitas que
yo hiera con los dichos de mi boca.
Nutre mis dichos con tu sabiduría del cielo,
no me dejes entrar en conversaciones que
no me ayuden a crecer como persona,
aleja la necedad de mi boca.
Ayúdame, Señor, a hacer compromisos con la
sabiduría que Tú me das, no me dejes hablar
con ligereza y comprometer mi esfuerzo y
tiempo, sin antes pensarlo bien.
Trae a mi mente cada día las expresiones
que me abran puertas de bendición a mi
vida, que me mantengan conectado
con la abundancia.
Que los dichos de mi boca estén alineados con
lo próspero, no me dejes entrar en conversaciones
de escasez y mucho menos de miseria.
Dirige mis promesas también Señor,
no me dejes emitirlas motivado
por una emoción, ayúdame
a pensar bien antes de hablar.
Padre amado, yo entiendo y conozco
que mis palabras pueden atarme
o desatarme, bendecirme o
maldecir mi vida.
Es por esto Dios que, te pido que en
este día, seas Tú dirigiendo mis palabras,
que me hagas lento para hablar pero
muy rápido para pensar con sabiduría.
Porque entiendo que daré cuentas a ti, de
cada palabra que sale de mi boca, y que
en los días futuros cosecharé el fruto
de las palabras que estoy sembrado
a diario, en la vida de los que me
oyen hablar cada día.
Que nunca falte en mi boca una palabra de
ánimo para el que la necesite, inspírame en
este nuevo día a hablar palabras de bendición,
que animen a mi prójimo.
Inspírame, Señor, para inspirar a otros,
usa Tú mi voz para que las personas
al escucharme hablar, también
te escuchen hablar a ti.
Y no dejes, Señor, que mis palabras caigan a tierra,
te pido que me respaldes en todo momento, y
que no falte la fe en cada una de ellas, para que
Tú también seas glorificado, porque en mis
propias fuerzas nada puedo lograr.
Amén.
Tus palabras te atan o te desatan
Dios les da mucha importancia a nuestras promesas, pongamos especial atención en honrar a Dios con ellas.