Oración al Santo Niño de las Suertes para pedirles por milagros imposibles
La importancia, de la oración al Santo Niño de las Suertes para pedirles por milagros imposibles es que el Santo Niño de las Suertes es venerado en el Distrito Federal de México, por tanto tiene muchos fieles y creyentes. Una hermosa imagen del niño Jesús, quien duerme apoyando su cabeza en una calavera. La leyenda se remonta que dos misioneros caminaban rumbo a Tlalpan.
https://www.youtube.com/watch?v=LFj32hZxhVQ
Al llegar a las inmediaciones escucharon el llanto encontrando a un bebé, intrigados y sorprendidos porque no había ningún habitante, buscaron el lugar de donde procedía el llanto y encontraron a un bebé de escasos cuatro meses. Al momento de levantarlo, el niño se convirtió en una escultura, según se dice al mismo tiempo brotó en ese sitio un manantial de agua al que desde entonces se le ha llamado ¨Ojo del Niño¨.
Milagrosa oración al Niño de las Suertes por milagros y cosas difíciles de suceder
Los Sacerdotes impresionados con el niño, llegaron a México para presentarlo ante el arzobispo. El arzobispo no podía creer tal acontecimiento, depositando al niño en un nicho y allí permaneció toda la noche. Al llegar a visitarlo observaron un bellísimo resplandor que emanaba la imagen.
A este niño se le nombró el Niño de las Suertes, ya que el arzobispo sorteó la imagen y en dos oportunidades salió el Convento de San Bernardo. Lo que hizo reflexionar al arzobispo acerca de que la voluntad del niño era quedarse con esas pobres religiosas. Esta santa oración al Santo Niño de las Suertes para pedirles por milagros imposibles utilizaremos el favor para que nuestras súplicas sean cumplidas:
Tú que está lleno de bondad como clemencia,
¡Escúchame, te lo ruego! Dame tu santa
bendición, compasión como también,
misericordia.
Oh Jesús Niño fuerte y dulce, acoge mi
corazón y hazlo tuyo.
¡Oh Divino Niño! Apacible como bondadoso.
Sé tú mi defensa, amparo como la fortaleza.
Te adoro amable Niño, el más humilde y el
más grande de los hijos de los hombres.
Asimismo el más pobre como el más rico.
El más débil como el más poderoso. Te
bendigo, porque te has dignado bajar hacia
nosotros, para ser nuestro modelo en la
práctica, de todas las virtudes.
Nuestro guía en todas las dificultades de la
vida. De nosotros consuelo en los días de
aflicción. Te amo porque vienes a mí, con un
amor misericordiosamente infinito.
Que se anticipa a los tardíos impulsos de mi
corazón, con un amor paciente. Me espera
siempre para amarme, cada vez con más
ternura.
Por eso con el corazón lleno de
agradecimiento, te adoro y te bendigo
igualmente.
Te amo con todo el fervor de mi alma.
Confiadamente levanto mis ojos, hasta mi
Dios amado y querido, buscando tu mirada
llena de misericordia.
Así pues mira nuestra ferviente necesidad,
te pedimos que la remedies, de la manera
que sea más provechosa, para nuestra alma.
Mi tierno adorable niño. Bendícenos, Divino
Niño escúchanos. Busco consuelo del
cristiano, la gracia que necesito la que tanta,
que me causa desesperación como agobio,
igualmente hace que sienta intranquilidad en
mi vida.
Pongo en tus benditas manos. Acuérdate ¡Oh
Niño Santo Amado! Que jamás se oyó decir
que alguno haya implorado, ante tu presencia,
sin tu auxilio recibir.
Por ello con sencillez y confianza, humilde y
arrepentido lleno de amor y esperanza,
sabiendo los milagros que obras, como lo
rápido que concedes remedio con mucha
ilusión, en nombre de todo tu poder, favor yo
te pido.
Divino niño hoy te entrego mi vida, para que
Tú me transformes y hagas la obra en mí.
Poderosísimo y Majestuoso Niño hijo del
Padre Celestial, que descendiste de los
cielos.
Igualmente viniste al mundo para cumplir los
designios de Dios Padre, rescata mi alma del
barranco.
Por favor aleja de mí todo lo que me cause tentación,
además de la incitación a la maldad.
Dulcísimo Niño sabes que te amo con todo mi
amor, que te tengo presente en todo
momento, aunque a veces olvido decírtelo.
Sabes que tu protección me es muy necesaria
siempre. Por eso mándame a diario tu santa
bendición. Yo no dejaré de agradecer tu
auxilio. Te tendré presente en mente y
corazón.
Quiero ser fiel devoto tuyo. Tenerte a mi lado
como en mis penas como en mis alegrías.
Como siempre he contado, con tu hermosa
presencia.
¡Oh mi Divino Niño de las Suertes!
De rodillas ante tu amada presencia quiero
decirte, que creo firmemente que tu divinidad,
me puede socorrer lo que te pido.
Espero con toda confianza obtener tu santa
gracia. Te quiero con todo mi corazón.
Con todas las fuerzas de mi alma.
Finalmente me arrepiento sinceramente de todos mis
pecados, por consecuencia te suplico,
¡Oh mi Niño! que me des la fuerza para
triunfar.
Amén.
¿Por qué debemos orarle al Santo Niño de las Suertes?
Desde que las monjas concepcionistas de San Bernardo recibieron este gran tesoro, lo vieron como un regalo del cielo. Llenas de gratitud han procurado sostener su culto, con el mayor empeño. Llamado el Niño de las Suertes. Desde ese momento que entró el Santo Niño a la comunidad, entró en ella la felicidad. Todos sus feligreses gozan de grandes e imposibles favores que les ha concedido por medio de la oración al Santo Niño de las Suertes para pedirles por milagros imposibles.