Oraciones cristianas poderosas: Yo pecador – Yo confieso
A través de las oraciones podemos pedir algún favor, entregar algún agradecimiento o pedir perdón por nuestros pecados. La oración del Yo Pecador o Yo Confieso, es una oración que se ora en la misa católica. Cuya persona que la reza realiza el Acto de Confesión de los Pecados o el Acto Penitencial ante Dios. Por eso dentro de las Oraciones cristianas poderosas: Yo pecador – Yo confieso, es una de ellas.
A través de esta poderosa oración, Dios por medio del Sacerdote en la Santa Misa momentos antes de la comunión. Nos confiere la oportunidad de arrepentirnos ante nuestros pecados y liberar las culpas. Que por errores cometidos cargamos en nuestra espalda, soy pecador, ten piedad.
Oraciones como el Yo Confieso, que soy pecador
Oraciones cristianas poderosas: Yo pecador – Yo confieso. Aceptar nuestros errores y reconocer que hemos sido pecadores nos da la oportunidad de conseguir el perdón de Dios. Más aún cuando lo hacemos con verdadera convicción y desde nuestro corazón.
Padre Mío, Yo Confieso
Oh Padre Santo,
mi Dios de bondad y perdón,
inclinado ante ti vengo con el mayor
respeto y admiración.
Para confesarte
y reconocer que soy un pecador.
No hay razones que justifiquen mis actos
y no vengo a escusarme por ellos,
sé que he faltado y que parte de tus enseñanzas
es reconocer nuestros errores
y asumir las consecuencias.
Por ello arrodillado ante tu trono mi Señor,
vengo a confesarme pecador.
Yo confieso ante tí mi Dios,
que eres el creador del cielo que veo cada día
y de la tierra por la que camino,
y confieso ante mis hermanos, que soy un pecador,
de pensamiento, de palabra y actos.
Soy culpable, soy culpable,
soy inmensamente culpable.
Por eso ruego a nuestra madre la Virgen María,
a los ángeles, a los santos
para que intervengan
por el perdón de mis culpas ante Dios.
Permite mi Dulce Padre
que las manchas del pecado que corren por mi cuerpo
y mi corazón sean limpiadas y purificadas
con la Sangre de Cristo. Esa sangre poderosa
que elimina los pecados del mundo.
Ven a mi Señor Jesús, con la grandeza
que te caracteriza y tómame en tus brazos,
bendice mi vida con el perdón de mis pecados
y hazme libre de tormentas
que impiden mi realización.
Prometo amarte y serte fiel,
obedecer a tus mandamientos
y cumplir tus sacramentos.
Más si espero mi Amado Dios,
que me acompañes en cada uno de mis pasos.
Soy débil ante las tentaciones del mundo
y como ser humano me equivoco.
Pero tu presencia me fortalece
y me hace retomar
el camino cuando estoy descarrilado.
No me desampares, no me dejes solo,
porque aún siendo un pobre pecador,
mi espíritu quiere y anhela ir siempre de tu mano,
porque te Amo Dios.
Y no hay nada en el mundo
que me conceda la dicha de sentirme
amado como lo haces tú.
Reconozco que he pecado,
confieso mis actos pecaminosos,
mi debilidad ante las tentaciones y mi facilidad
de caer en ellos, pero sé que tu misericordia
no me abandona y me recoge en tus brazos.
Socorre mi vida y perdona mis pecados,
absuélveme de las caídas que han destrozado
mis rodillas, han herido mi cuerpo
y marcado mi corazón.
Sé que los pecados empañan mi vida,
me alejan de ti y del camino a la vida eterna.
Oh Mi Señor Jesús, escucha mis plegarias
que salen de mi corazón,
arrepentido estoy ante tu gracia divina.
Porque grande es tu misericordia que me perdona
aún cuando te he faltado,
mi admiración hacia ti crece
cada vez más y mi amor se fortalece
cuando me ofreces tu bendición.
Me Confieso Pecador, ten piedad de mí.
Amén.
Buscar el perdón a través de la oración
Como humanos imperfectos estamos propensos a caer en tentación y convertirnos en pecadores. Pero Dios es tan bondadoso que nos perdona si nos arrepentimos ante Él y clamamos su perdón. Las Oraciones cristianas poderosas: Yo pecador – Yo confieso, es una alabanza muy completa y precisa que se ora en la eucaristía para confesar nuestros pecados y pedir perdón por ellos.
Al implorar esta oración, comúnmente acompañamos una de sus frases con un golpe leve en nuestro corazón con el puño cerrado de nuestra mano derecha. Como muestra de que aceptamos que es nuestra culpa y damos peso a nuestra petición.