Oración a Dios de arrepentimiento y liberación de mis pecados

Cuando nos sentimos pecadores, sucios y lejos de Dios; la culpa y después de eso la miseria no tardan en apoderarse de nuestro espíritu. Una potente oración de arrepentimiento te permitirá alejarte del maligno y volver a los caminos de nuestro Señor Jesucristo con esta Oración a Dios de arrepentimiento y liberación de mis pecados.
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Recordemos pues, que nuestra fe, si, una fe inquebrantable e inamovible en que Dios podrá perdonarnos; será la clave principal para librarte de las garras del maligno y volver con Dios. Cree firmemente en Dios y en su infinita misericordia; Él te librara de tus culpas.
Dios te ama, si, Dios te ama porque eres su hijo. No importa que tanto le hayas ofendido; Él siempre estará dispuesto a perdonarte. Dios está con los brazos abiertos esperando que vuelvas a Él con un corazón arrepentido.
Oración a Dios de arrepentimiento y liberación de mis pecados
Te invito a que con un corazón arrepentido y confiando en la infinita misericordia y bondad de nuestro señor Jesucristo, reces esta oración para librarte de los pecados que te afligen y logres la sanación espiritual.
Antes de empezar, quiero reconocer que te he ofendido con mis actos;
a ti, Dios de amor en infinita misericordia.
¿Cómo pude haber sido capaz de ofenderte mi Señor?.
¡Oh, Dios de amor y bondad!.
Me encuentro lejos de ti; triste, solo, vacío y sin amor. La vida sin ti no es vida…
¿Cómo pude ser tan soberbio? Te abandone a ti, oh, fuente de amor infinito.
Me diste talentos, dones y virtudes con el fin de ayudar y servir a mis hermanos…
Pero, en vez de hacer eso, los utilice para mi beneficio personal.
¡Perdóname Señor!.
Me diste empatía y un corazón noble para sentir y sufrir con mi hermano…
Pero, decidí endurecer mi corazón y preocuparme solo por mí. ¡Perdóname Señor!
Me diste la capacidad de amar, de ser como tú y servir a los demás...
Pero, decidí lastimar, herir y ofender en mis hermanos.
¡Perdóname Señor!.
Me enseñaste a corregir desde el amor y no desde la soberbia;
a corregir con el ejemplo y no con palabras hirientes…
Pero, olvide tus enseñanzas.
¡Perdóname Señor!.
Me enseñaste que el principal objetivo de la vida es el servicio…
Pero, yo utilice a mis hermanos cruelmente para mi propio beneficio.
¡Perdóname Señor!.
Me diste libre albedrío para tomar mis propias decisiones y responsabilizarme
por mis actos… Pero, yo decidí esclavizar y engañar a mis hermanos
con falsas promesas e ilusiones.
¡Perdóname Señor!.
Me diste un corazón lleno de justicia y me creaste a tu imagen y semejanza…
Pero, yo decidí rechazar mi naturaleza, abrazar las injusticias y burlarme
de quien intenta seguir tu ejemplo.
¡Perdóname Señor!.
Con un corazón arrepentido clamo a ti. ¡Oh, señor!
Dios de infinito amor y misericordia que perdones mis culpas,
me liberes de las cargas que me afligen y recibas nuevamente en tus brazos.
Amén.
¿Por qué es importante reconocer nuestros pecados?
Nadie es perfecto; esto es una verdad irrefutable… Entonces, ¿quién puede ser salvado?. Todos, pero no porque seamos buenos o dignos, sino, porque Dios en su infinita misericordia decide perdonarnos una y otra vez.
Pero… Dios es un auténtico caballero; Jamás violara tu libertad, esa que el mismo te dio; no te obligara a que lo ames y sigas, sino, que dejara que seas tú quien tomes esa decisión. Dios está ahí, esperando tu regreso todos los días. De la misma forma en la que el Padre esperaba a su hijo menor en la parábola del hijo prodigo, así, Dios espera por ti con los brazos abiertos.
Levántate entonces y con un corazón verdaderamente arrepentido vuelve con Dios, no temas, Él te ama; no te juzgara, ni condenara; te recibirá con total gozo y alegría; hará una fiesta en tu nombre. No importa cuánto tiempo haya pasado, para Dios siempre serás su hijo y siempre esperara por tu regreso.