Oración fuerte por sanidad de varices en piernas, brazos y el cuerpo entero
Todos nos enfrentamos en ciertos momentos de nuestras vidas a situaciones complejas. Durante esas circunstancias es fácil sentirnos abrumados, ansiosos, frustrados y hasta enojados. Porque el dolor es muy fuerte por las varices en las diferentes zonas de nuestro cuerpo. La oración fuerte por sanidad de varices en piernas, brazos y el cuerpo entero te ayudará a aliviar y a sanar manteniendo su fe.
Usualmente cuando comenzamos con problemas circulatorios, sentimos que nos queman las piernas o los brazos. Nos desesperamos por el dolor y es allí donde necesitamos la ayuda de Dios para que nos vaya aliviando poco a poco.
Plegaria fuerte para sanidad de varices
Cuando nos dicen que tenemos problemas circulatorios, específicamente de varices, nos acongojamos porque es un factor que nos puede deformar nuestras extremidades. Sin embargo, esta oración fuerte por sanidad de varices en piernas, brazos y el cuerpo entero ayudará a mantenernos de pie frente a las vicisitudes.
Señor, tú eres mi fuerza
y mi sanación, además mi
pilar en esta batalla que me
ha tocado enfrentar.
Hoy, me postro ante ti
para invocar tu presencia
en mi corazón y que
por favor habites dentro de él.
Señor, sé que quieres
el bien para mí.
Dios mío, creador de todas las
cosas maravillosas de este mundo,
permite que estas varices vayan
disminuyendo poco a poco.
Señor, por favor, sálvame
de este sufrimiento y perdona
mis pecados.
Hoy pongo de manifiesto
mi dolor, mejor que nadie haz
sido testigo de este gran dolor
en mis extremidades. Sálvame por favor.
¡Oh Dios bueno y bondadoso!
Sáname porque yo he puesto
toda mi confianza en ti, en que
serás mi único consuelo
ante todo lo que me aqueja.
Señor, permite que mis piernas,
brazos y todo mi cuerpo estén sanos,
sin ese dolor que parece que me
desgarra por dentro y que me quema
desde el interior de mis entrañas.
Sé que estás presente
y que actúas en mí, Señor.
También sé que me quieres salvar.
Igualmente sé que me quieres
hacer libre de sufrimiento y de
dolor, sé que me quieres sanar y
por eso me postro ante ti.
Y te hago
esta plegaria suplicándote que me
ayudes a sanar mi dolor.
¡Oh mi Señor!, también sé que estás
dentro de mi ser, porque hoy te abrí
las puertas de mi corazón y mi alma.
Como te decía tu discípulo
Mateo 11,28 “Vengan a mí, todos
los que están cansados, agobiados,
afligidos, yo los voy a aliviar”.
Hoy, estoy ante ti, Dios,
porque estoy exhausta
de tanto dolor y de tanto pesar.
Y porque no dudo ni por un
instante a abrirme a ti, a tu
llamado, porque sé que me
podrás salvar y también sanar.
En tu nombre imploro,
Señor mío, que durante este
instante tus manos pasen por mis
piernas y manos para
librarme de toda enfermedad.
Yo soy tu fiel creyente
y por eso te pido que mediante
mis manos, transmitas el poder
de la sanación a mis
piernas y brazos.
Que mis manos sean
el canal de la sanación.
Dios, envía el fuego de la
sanación por mis venas para
que poco a poco vayan
desapareciendo estas varices
que me atormentan tanto.
Señor, tú que eres el Rey
del universo, te lo suplico de
todo corazón ayuda a mis brazos
y piernas para que la sangre
pueda circular de manera correcta.
Te doy mi palabra que desde
este momento, toda mi fe
la pongo ante ti y su sanación.
Señor, prometo firmemente
que cambiaré todos mis hábitos
y el estilo de vida que me
ha traído hasta aquí.
Sé que me estás enviando
esta prueba para vencerla
y poder obrar en tu honor.
Hoy, mañana y siempre,
prometo ser tú más noble
servidor y discípulo.
Amén.
¿Cómo dirigirse a Dios?
Oración fuerte por sanidad de varices en piernas, brazos y el cuerpo entero. En primer lugar, debemos reconocer cuáles son nuestros temores y las incertidumbres que sentimos hacia nuestra enfermedad. Para luego poder pedirle a Dios que nos dé valor suficiente para cometer nuestros ruegos con éxito, devoción y fe.
Además, no podemos fallar por las distracciones fugaces de nuestro objetivo celestial. En segundo lugar, debes estar en completa paz y armonía antes de comenzar a orar para poder conseguir la sanación que anhelas. Debes tener fe en los designios superiores. Y en tercer lugar, debes darte cuenta de tus limitaciones para que la ayuda celestial reine tu vida.