Oración para liberarme de mis enemigos con el poder de Jesucristo

racion para librarme de mis enemigos con el poder de Jesucristo

En una Oración para liberarme de mis enemigos con el poder de Jesucristo, puedo estar segura que obtendré toda la protección que necesito para ello. Debemos saber que la mala voluntad de las personas se puede transmitir y que todo lo que sale de la boca de mis enemigos me puede hacer mucho daño.

Por tanto las personas que tienen enemigos, deben hacer una oración poderosa encomendándose a Jesús, quien  es el hijo unigénito del Señor de los cielos para que éste con su poder infinito nos libre de todo mal y peligro proveniente de la mala voluntad y los malos deseos hacia nosotros que puedan tener en su mente aquellas personas que no nos quieren bien y nos adversan.

Claro, la mejor manera de encontrar una protección verdadera contra la envidia y los malos deseos hacia mi persona, es encomendándome a Nuestro Señor Jesucristo y pidiéndole que ponga sus ojos benditos sobre nosotros y no nos desampare ni por un instante para evitar que pueda ocurrirnos algo malo.

Índice()
  1. Oración para liberarme de mis enemigos con el poder de Jesucristo
  2. Las personas deben refugiarse en Cristo para encontrar protección divina

Oración para liberarme de mis enemigos con el poder de Jesucristo

Jesús tiene todo el poder que su padre, el Creador de todo el Universo le ha conferido para proteger a aquellas personas que se encomienden a Él. Jesús es nuestro salvador y el único camino que nos conduce al cielo, solo a través de Él podremos llegar a la gloria y obtener la vida eterna.

Oh, Señor Jesucristo que estás sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso,

en este día y todos los días de mi vida, quiero entregarme a ti en cuerpo y alma

para que tomes posesión de los pasos que tenga que dar mientras me encuentre

peregrinando por esta vida.

 

Te suplico humildemente que no me desampares en ningún momento

y que me guíes para que todas las decisiones que yo tome,

sean las más adecuadas y que jamás,

mi Señor yo sea capaz de ofenderte ni con hechos ni con palabras.

 

No permitas amoroso Jesús, hijo de Dios Padre, hermano nuestro,

camino de esperanza, que en ningún momento este siervo fiel

que me considero ser, quede a la merced del maligno.

Ordena a mi ángel de la guarda, que me fue asignado al momento

de venir a este mundo, que no me desampare ni de noche ni de día

y que esté presto siempre a defenderme y protegerme de toda tentación de pecar.

 

Tampoco me dejes a la deriva el día que tenga que partir de este mundo,

líbrame de todos mis enemigos, pero especialmente del enemigo mayor

que se rebeló en los cielos y ahora está extraviando a toda la humanidad.

en tu mano estan mis tiempos librame de la mano de mis enemigos

Envía siempre tu luz protectora para que ilumine todos mis caminos terrenales

y aparta de mí a toda persona enemiga que quiera desviarme del bien,

antes bien ayúdame a amar  a mis enemigos mundanos y a enseñarles

cual es la verdad que conduce a vida eterna.

 

Con tu poder que es infinito, oh amado Jesucristo inflige en mi corazón

solo los buenos pensamientos para que mis obras sean del agrado de Dios

 y no permitas que ofenda ni con el pensamiento al Creador ni a ti

ni a ninguno de mis hermanos en Cristo.

 

Ayúdame y protégeme en todo momento para que este mensaje

llegue a oídos del Creador de todo lo visible y lo invisible

por los siglos de los siglos.

 

Amén.

Las personas deben refugiarse en Cristo para encontrar protección divina

Si las personas se refugian en Cristo, con toda seguridad que siempre estarán bien protegidas, no hay mejor camino hacia la vida eterna que el que Jesús nos dejó con sus enseñanzas y su peregrinación por este mundo, donde abolió la ley mosaica y se dedicó  a reformar  las leyes para bien de todos los hombres.

De manera que si deseas obtener la vida eterna y estar siempre protegido de tus enemigos. No dudes en refugiarte en su palabra y seguir sus pasos, para ser ejemplo de grandeza al imitar lo buenos ejemplos que Jesús nos enseñó. Cuando pudo enfrentar al peor enemigo de la humanidad y adversario de Dios, y resultó  siempre victorioso.

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