Oración de la noche del viernes 6 de Agosto

Oracion de la noche del 6 de agosto

Pincha aquí para realizar esta oración y encomendar tu vida al Señor para que te cuide esta noche. Dios, está siempre a nuestro lado guiándonos por el camino correcto, solo debemos aprender a escucharlo.

Índice()
  1. Amado Padre, toma mi mano y llévame por tu sendero
  2. Algunas maneras de hacer más grande tu fe en Dios

Amado Padre, toma mi mano y llévame por tu sendero

A través de esta oración de la noche del 6 de agosto vamos a bendecir a nuestro Padre por la jornada de hoy. También vamos a pedirle que se quede a nuestro lado esta noche y nos proteja.

¡Salve Cristo, mi Dios amado!

Ahora que el día llega su fin, vengo a

darte las gracias por todas las bendiciones

que me has regalado este día.

 

Mi corazón se regocija de alegría contigo, pues

tengo que agradecerte porque me diste la dicha

de finalizar una nueva jornada de tu mano.

 

No quiero cerrar mis ojos y mi boca sin antes

venir a bendecirte y alabarte, Señor, por todo lo

que haces, por ser mi maestro y por ser mi guía.

 

Te doy las gracias porque hoy pude ver tu amor

en cada detalle a lo largo de toda esta jornada,

y porque me permitiste servirte con humildad.

 

Agradezco tu gran amor incondicional e infinito,

y tu lealtad inquebrantable hacia tus hijos Padre.

 

Te bendigo, Dios, porque siempre estas a mi

lado, me abrazas, me das consuelo y tus sabios

consejos cuando me siento temeroso, cuando

estoy triste y cuando no encuentro respuestas.

 

Te alabo porque siempre estás cuidándome,

porque me alejas de todo lo malo y porque

me guardas de las tentaciones de este mundo.

 

Te glorifico, Dios, porque eres misericordioso,

porque me abrazas y me perdonas cuando

fallo, cuando te ofendo a ti o a mis hermanos.

 

Te doy las gracias porque me permitiste llegar

a la hora del descanso, por los alimentos que

pusiste hoy en mi mesa y porque pronto podré

descansar con tu cobijo y en tus brazos, Señor.

 

En este momento de oración, vengo de rodillas

a pedirte que me acompañes esta noche, que

no me desampares y me guardes del peligro.

Señor te entrego mi corazon arrepentido

Dios, desciende a través del Espíritu Santo

hasta mi corazón y hasta mi hogar inundando

cada rincón para que pueda verte y sentirte. 

 

Concédeme esta noche poder descansar y para

renovar mi cuerpo, mi mente y mi alma, y así

mañana pueda enfrentarme a un nuevo día.

 

Mientras duermo, bendíceme con tus dones,

haciéndome a tu imagen y semejanza, pues

quiero ser un instrumento de tu obra y ayudar

a mis hermanos, cada vez que me necesiten.

 

Quiero aprovechar este momento de oración

para pedirte perdón por las fallas que hoy he

cometido, por todas las veces que no actúe de

la manera que esperabas que lo hiciera, Señor.

 

Perdón por las veces que pequé, por las veces

que te ofendí, por las veces que fui egoísta o

tuve sentimientos negativos, y también por

todas las veces que me alejé de tu lado hoy.

 

Me pongo de rodillas ante tu santa presencia,

Señor mío, y te entrego mi corazón arrepentido

para que lo limpies de toda mancha de pecado

y lo purifiques con tu gran poder del cielo.

 

Con la completa certeza de que escucharás mis

plegarias y que las responderás, recurro a ti de

nuevo para pedirte que me cubras con tu manto

de divina protección y tu bendición del cielo.

 

Padre Santo, pongo mi vida, mis deseos y mis

preocupaciones en tus manos, porque sabrás

que hacer con cada uno de ellos, y sabrás como

encaminarlos hacia el bien y hacia tu voluntad.

 

En este momento de oración, también vengo a

pedirte por todos mis seres queridos, para que

los cuides esta noche y no permitas que nada

malo les suceda mientras descansan, por favor.

 

Por Jesucristo con Él y en Él, mi Dios Padre, Hijo

y Espíritu Santo, que tu nombre sea bendito y

alabado siempre en el cielo y en la tierra.

 

Amén.

Algunas maneras de hacer más grande tu fe en Dios

En más de una ocasión mantener nuestra fe intacta es complejo, pues los problemas y los obstáculos que se nos ponen al frente nos hacen dudar del amor de Dios. Nunca debes olvidar que el Señor está a nuestro lado cuidándonos y guiándonos, por lo que si escuchas su voz nada te faltará nunca.

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