Oraciones a Dios, Jesús y María para hacer en todo momento

Todas las oraciones que salen del corazón son escuchadas por el Creador, pues Él, al ser nuestro Padre, sabe las carencias que embargan nuestros corazones. No obstante, nunca está de más potenciar nuestras peticiones, por ello podemos realizar una oración para todo momento, donde pidamos a Dios, a Jesucristo y a la Virgen María, toda su protección.
Poderosa plegaria para el Padre, Hijo y la Virgen María
Como ya hemos venido diciendo, la mejor oración a Dios es la que nace desde el alma o corazón. Pero, en caso de que quieras potenciar aún más tus plegarias, debes incluir a Cristo y su madre María, ya que así el rezo será más hermoso y lleno de gloria.
Dios Padre, Creador del universo entero,
hoy en primer lugar vengo a agradecerte,
todo lo que has hecho por mí, pues me has
acompañado y bendecido en todo momento.
Tu Cristo, mi único Salvador, en esta hora
tengo que alabarte por tu inmenso sacrifico,
pues sin ti, no tendríamos la oportunidad
de la vida eterna.
Oh, Virgen María dulce y fiel,
Tú que nos has enseñado el amor desinteresado,
que toda madre siente por sus hijos,
te damos gracias por siempre acompañarnos,
y cubrirnos con tu gracia.
Hoy vengo a pedir, que tanto el Padre,
como el Hijo y la Virgen María me acompañen
en mi camino, y que sean pastores que guíen el
sendero que debo transitar.
Ustedes que conocen mi corazón,
y saben que mis intensiones siempre son nobles,
les pido que no me desamparen,
pues este mundo está repleto de aflicciones
que podrían descarrilar mi andar.
Por ello les pido,
que alejen todo mal de mí,
y si el maligno llegará a tentarme,
permítanme ser tan fuerte como fue Jesús,
pues en las horas más oscuras,
se mantuvo con su fe en el Padre.
Altísimo, en tu inmenso poder
te pido que protejas a mis seres amados,
en especial a mis hijos,
ya que son mi adoración.
Oh, Madre, Tú que viste perecer a tu hijo injustamente,
quiero pedirte que cobijes a mis hijos con tu manto.
Guíalos e ilumínalos, con tu amor de Madre.
Tal como lo hiciste con el Salvador.
Virgen Santísima, Tú que entiendes
el dolor y la desesperación
al no poder ayudar a un hijo.
Te pido que socorras a mis hijos,
pues el peligro siempre está al acecho.
Jesucristo, mi Salvador y Redentor,
eres en quien más me refugio en mis momentos
de dolor, pues eres un bálsamo sanador,
que alivia casi instantáneamente mi pena
y sufrimiento.
Y es que eres el agua de vida,
que me sacia cuando tengo sed,
eres el pan que me alimenta cuando
tengo necesidad de comer.
Todos los días de mi vida te reconozco
como mi Salvador, y no me cansaré de alabarte,
pues eres ejemplo de amor hacia el otro,
y es que nos enseñaste que, debemos amar al
prójimo como a nosotros mismo.
Por ello, siempre busco de vivir con tus
enseñanzas, ya que nadie es tan noble y puro de
corazón como lo eres, Jesús. Y es que en medio de
tu sufrimiento, le pediste al Padre que perdonará
a tus verdugos, puesto que entendías que ellos no
sabían lo que hacían.
Así que te suplico, mi Salvador,
que tanto Tú como la Madre María,
siempre intervengan por mí ante Dios.
Puesto que yo,
trato de ser un hijo ejemplar,
sin embargo, reconozco que tengo
miles de defectos.
Por ello les pido que,
si me pierdo, iluminen mi camino,
si me vuelvo mal hermano, amansen mi corazón,
si pierdo mi Fe, muéstrenme su grandeza.
Pues sé que el que está con el Padre, nunca perecerá.
Así que, mi Dios, no me desampares,
y pese a mi obstinación,
sigue llevándome de la mano.
Ya que prometo firmemente,
ser cada día un creyente más fiel,
del Padre, el Hijo y la sagrada Virgen María.
.
Amén.
Orar al Padre, a Jesús o a María: ¿a quién debo pedirle?
Muchas personas se preguntan a quién deben encomendar sus peticiones al momento de orar; y la verdad, la respuesta es bastante simple, puesto que puedes hacerlo a cualquiera de los tres, siempre u cuando la oración venga con mucha Fe.