Hermosa oración a la Magnífica Blanca del Justo Juez
Mantener nuestra conexión con Dios nos concede la ventaja de sentirnos protegidos y acompañados. Es tener la certeza de saber que más allá de lo terrenal existe un Dios sobrenatural que nos provee de bendiciones y nos hace acreedores de sus bondades. Por eso recita esta Hermosa oración a la Magnífica Blanca del Justo Juez.
El Justo Juez es la imagen de nuestro Señor Jesucristo presentado ante Poncio Pilatos, en el momento en que Jesús le dice que su Reino no es de este mundo. Para conseguir ser escuchado y atendido por la gracia de Dios, podemos emplear la oración como medio de comunicación. A través de ella, podemos pedir algún favor necesitado, implorar perdón o agradecer por las bendiciones recibidas.
Oración a la Magnífica Blanca del Justo Juez
Esa imagen de Jesús azotado por los latigazos, con su corona de espinas y sus heridas dolorosas es la del Justo Juez. A quien le dedicamos la siguiente Hermosa oración a la Magnífica Blanca del Justo Juez.
Adorado Justo Juez
Oh mi Jesucristo Justo Juez,
bendita tu sangre derramada y el dolor de tus heridas
porque nos han hecho libres de pecados ante el mundo.
Benditos los clavos que te aferraron a la cruz
donde diste la vida por nosotros.
Y bendito eres Justo Juez,
que con tu amor y tu poder de justicia
viniste a este mundo a enseñarnos las bondades de Dios.
Asiimismo a mostrarnos el camino
hacia la vida eterna y hacia el mejor lugar
en el trono de nuestro padre celestial.
Esta Magnifica Blanca del Justo Juez,
es para demostrarte mi amor, mi respeto, mi devoción,
mi sentido de solidaridad hacia ti
que nunca me has abandonado.
Mientras tanto recibe en tu corazón mis más
sinceras palabras de agradecimiento
por todas las bondades de las que me has hecho acreedor,
pues tu voluntad como presencia de Dios me ha dejado miles
de gratificaciones en búsqueda de mi bienestar.
Justo Rey, Rey de Reyes, amo y Señor mío,
tú que reinas con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo,
ayúdame, líbrame, favoréceme, hazme digno de tus gracias
para gozar de tus alabanzas por siempre y para siempre.
También defiéndeme de todo peligro y mal,
con el arma de la justicia, elimina toda maldad,
toda espada que venga en mi contra
y quiera hacerme daño,
enfrenta la batalla y hazme victorioso
con el triunfo de la lucha en tu nombre Justo Juez.
A ti clamo Jesucristo, Justo Juez de batallas espirituales
donde la justicia ha sido tu empuñadura
y donde el amor es la mejor arma para hacerte triunfador.
Ciertamente en tus brazos encomiendo mi vida
porque sé que tus victorias
son numerosas y tus triunfos infinitos.
Igualmente bendice mi vida y mi andar,
mis sueños y mis anhelos, mis planes y mis proyectos,
mis triunfos y mis logros, mis alegrías y también mis tristezas,
porque sé que aún en momentos difíciles de mi vida
has estado siempre junto a mí.
Invade mi corazón de sabia justicia
para ser equilibrado en las decisiones que tome,
para no aprovecharme nunca del más necesitado,
sino por el contrario favorecer en su desarrollo
y aportar a su bienestar.
Además permite que el mundo
se bañe de equidad y de igualdad,
que los abusos y explotaciones
no hagan a los más desprotegidos,
víctimas de los que se creen más que los demás
por tener poder o dinero.
Finalmente honra mi vida con tu presencia,
hazme justo y bondadoso ante mi prójimo,
con la mayor certeza de que pueda imitar
tu ejemplo de humildad e igualdad
en cada uno de mis actos.
Por ello, recibe esta Magnífica
Blanca mi Adorado Justo Juez
y hazme digno de gozar de
tus bienaventuranzas.
Amén
Hermosa oración
La Magnífica Blanca es una oración o también un canto litúrgico de la religión católica. Representa el momento en que Isabel estando encinta recibe a María, y el bebé en su vientre salta de emoción. Una oración donde se pide al Justo Juez Protección ante las situaciones de la vida.
Entrégate en oración para solicitar protección y justicia al Justo Juez, su poder milagroso arropa a quien aclama a Él. Son muchos los fieles y seguidores que creen y confían en su misericordia y quienes le adoran por su maravilloso don de favorecer a los necesitados.