Oración de la noche del miércoles 22 de Septiembre

Oracion de la noche del 22 de septiembre

¿Tienes alguna herida profunda en ti? Ya sea que tengas una herida sentimental o física con esta oración de la noche del 22 de septiembre podrás obtener sanación. Sanar heridas emocionales no es algo fácil y al mismo tiempo las heridas físicas que son profundas también son peligrosas.

Índice()
  1. Oración para poder sanar heridas profundas
  2. Confiar en el sanador por excelencia

Oración para poder sanar heridas profundas

Las heridas son algo que se puede hacer de muchas maneras, ya sea porque te caíste al tropezar con algo o porque alguien jugo con tus sentimientos. Todas estas cosas dejan rastro que podríamos llamar herida, algo que a veces tiende a dañar nuestra vida de alguna manera.

Señor, hay momentos en los que nos

encontramos con una herida tan profunda

que no podemos sanar tan fácilmente y

por eso es natural que acudamos

a ti en estos momentos.

 

Siempre cuando estamos en nuestras

peores situaciones, es que nos

acordamos de tu existencia, Padre.

 

Ya sea porque tengamos una

herida física, emocional o algún

otro tipo de herida, es cuando nos

desmoronamos que pedimos tu

ayuda.

 

Porque al final Tú eres el único

que nos puede dar la suficiente

energía para poder encontrar

la solución a cada uno de nuestros

problemas.

 

En este momento vengo

a ti con esta herida, con este

dolor que lo único que me genera

son esas ganas de desistir y

dejar este mundo de una

buena vez.

 

Eres el único con el que puedo

expresar cada sentir que tenga,

tanto física como emocionalmente.

 

Padre, la verdad solo te puedo

agradecer por cada mínima

cosa que me has dado.

 

 Por ese motivo es que en este

momento de dolor, quiero que

sepas que te amo, porque

nunca me has fallado y

siempre has permanecido fiel.

 

No puedo hacer nada si

Tú no estas conmigo

apoyándome y dándome la mano

cada vez que me caigo.

 

Cada vez que siento que la

derrota viene a mí y cada

parte de mí solo se cae a

pedazos.

 

Tú eres el único que me

puedes levantar en aquellos

momentos de dificultad.

 

Perdóname

por fallarte tanto, por ser tan

repetitivo, por dejarte de lado

tantas veces.

 

Sé que te digo siempre lo

mismo y que tiendo a hacer

promesas en vano que al

final no cumplo.

Señor eres el unico con el que puedo expresar mi sentir

Pero en este momento te

pido sustento, que me cures

estas heridas, que en mí no haya rastro,

ni cicatriz.

 

Que cada mínimo

sentimiento de dolor en mi ser

pueda ser quitado y reemplazado por

felicidad, por gozo, por aquello

que solamente Tú me puedes hacer sentir.

 

Cúrame, sáname y habita en

mi ser, eso es lo que quiero

para mi vida.

 

Que tu palabra pueda habitar

en mí y que siempre pueda

estar concentrado en ti, para

que al final pueda cumplir

tu voluntad aquí en la tierra.

 

No me permitas nuevamente

apartarme de ti, quiero seguir

cada paso para al final

de mi vida poderte ver

cara a cara y que te sientas

orgulloso de mí.

 

Por eso aunque en este momento

no me encuentre del todo

bien gracias a esta herida

que poseo, te pido una nueva

oportunidad.

 

Una oportunidad para cambiar

todo lo que represento y poder

comenzar a representar tu

voluntad.

 

Sé que no será simple, pero

en este momento lo único que

me queda es confiar en ti.

 

Para poder reposar en tus

brazos y encontrar esa paz que

solo puedo hallar en tu

presencia, Señor.

 

De igual forma en estos momentos

no puedo pedirte solo por

mi persona, también te pido

por aquellos familiares que

mantienen una herida en su ser.

 

Aquellas heridas que son causadas

por otras personas y que por

culpa de la falta de perdón o

por constante maltrato siguen abiertas.

 

Tú eres capaz de sanar hasta la

herida más profunda, por

eso mi confianza permanece en ti.

 

Te lo pido con todo mi aliento

con toda mi alma y con

todo mi corazón, ten misericordia.

En el nombre de tu hijo Jesús.

 

Amén.

Confiar en el sanador por excelencia

Siempre lo primero que debemos hacer es confiar en Dios y dejar todo en sus manos. Con él podemos aprender a sanar incluso las heridas del corazón, aquellas que nos hacen la vida insufrible, solo debemos vivir en su voluntad.

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