La buena obra de dar de comer a los hambrientos según Eclesiastés 11:1

Dar de comer al hambriento es la representación espiritual de una persona según Eclesiastés 11:1 cuando tiene la necesidad de recibir en su vida, la palabra de Dios para así poder alimentar su espíritu. Naturalmente esto puede ser asociado al darle de comer o de beber a una persona que por algún motivo no cuenta con esto, pero este no es el sentido al que se refiere este versículo.
https://www.youtube.com/watch?v=K-5vI3GHoj4
Pero ¿conoces la manera de dar de comer al hambriento?, a veces esta es la misión en nuestras vidas, llevar la palabra del Señor a quienes más la necesitan.
Ambos ámbitos conocidos de dar alimento al hambriento
En el ámbito secular, hallamos el hambre natural, esto quiere decir que es la forma de una persona saciada por los alimentos físicos. Ya sea para mantener su cuero, y una vida saludable, por lo que si no recibe alimentos se debilitara hasta la muerte.
Por otra parte, se encuentra el ámbito espiritual, al igual que el cuerpo necesita ser alimentado y saciado, nuestro espíritu también lo necesita. Y esto solo se puede encontrar cuando practicamos la palabra de Dios, cuando nos nutrimos de sus bendiciones y mandamientos. Un espíritu al cual no se le alimenta, será adormecido, no tendrá energía y por lo tanto morirá.
De acuerdo a la biblia ¿Cómo damos de comer al hambriento?
Con la bendición (maná) del cielo conseguimos dar de comer al hambriento, pero ¿De qué se trata el maná del cielo?, esto representa el pan de vida, este pan es nuestro Señor Jesucristo. En la biblia encontramos que “El pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo”, por lo que alimentar al hambriento es mostrarle la palabra de nuestro Señor Jesucristo.
Mostrarle que es real y que es el único capaz de salvar nuestro espíritu, saciar a cada persona hambrienta con su palabra, y abrir sus ojos espirituales.
¿Que aprendemos de Eclesiastés 11:1?
No requieres tener una cuenta poderosa para auxiliar o emprender tu negocio. No necesitas contar con una gran cantidad de dinero para evangelizar y alimentar a los hambrientos. Cuando Dios te llama a alimentar a los hambrientos no le interesa cuánto dinero hay en tus manos en ese instante, pues lo que interesa es tu palabra y tu conocimiento para hacerlo.
Ten la voluntad de guiar a otros hacia el camino del evangelio, para que al igual que tu puedan gozar de vida eterna y de un gozo arropador. Eclesiastés 11:1 dice que aquel que alimente al hambriento será recompensado más adelante.
No esperes una recompensa material, ni esperes mucho dinero a cambio, tu recompensa será espiritual, vendrá de lo más alto del cielo para salvarte.
Se proveedor de la palabra de Dios, y saciar el hambre del mundo con ella, así tus días sobre la tierra serán bendecidos y de gran gozo. Estamos llamados a ser multiplicadores de la palabra de Dios, para alimentar cada espíritu que hoy se encuentra muerto. Alejemos a todos de las cosas del mundo y llevemoslos a la palabra de nuestro Dios.
Así que comencemos hoy, llevemos la palabra a cada persona que nos rodea, a nuestros padres, nuestros hijos, nuestros vecinos y hasta a los desconocidos que nos encontremos y notemos que se encuentran hambrientos.
Sigamos el ejemplo de Jesucristo cuando vino a la tierra a dar la palabra de su padre a cada persona que aquí encontró. No sintamos vergüenza, pues Dios no siente vergüenza de nosotros. Seremos recompensados, quien alimente al hambriento espiritual será recompensado con la salvación y la vida eterna.