Filipenses 4:1 - "Regocijaos en el Señor siempre"

En Filipenses 4:1, el apóstol Pablo exhorta a que nos mantengamos firmes, todos en un mismo propósito, en especial a aquellos que han tenido diferencias entre ellos. En este versículo se nos insta a que nos regocijemos en el Señor, que no nos mantengamos preocupados por apuros y en cambio mantengamos nuestra mente siempre en las cosas buenas por venir.
Confiemos en el plan perfecto del Señor en nuestras vidas, regocijémonos en él y así conseguiremos siempre el camino y las palabras correctas para seguir en el transitar de nuestras vidas.
El gozo es un deber
Cuando Pablo dice “regocíjense en el Señor siempre, de nuevo digo, ¡Regocíjense!” no es una petición lo que está haciendo, ni tan solo está haciendo una sugerencia al pueblo. Pablo está dando la orden de que nos regocijemos en el señor, que busquemos el gozo en Él cada día, nos enseña que el gozo es un deber del pueblo de Dios.
¿Cómo debemos regocijarnos?
El único que puede producir esta alegría y gozo es el Espíritu Santo, no hay modo de hacerlo por nuestros propios medios. Nos regocijamos en el Señor cuando nos sentimos felices a pesar de las situaciones que la vida nos está colocando en frente, porque tenemos la total confianza de que Dios nos guiará y nos mostrará la solución.
Con esto no queremos decir que nunca podrás sentir tristeza, pues este es un sentimiento también creado por Dios y en muchos momentos en este estado es cuando más nos acercamos a Él. Pero no podemos permitir que la tristeza sea nuestro estado de ánimo permanente, un creyente no se siente triste a diario cuando las cosas no marchan como lo espera.
Cada día debemos recordar que es un mandato de nuestro Padre Celestial el mantenernos feliz, porque confiamos y creemos en ÉL, de esta manera nos regocijamos cada día.
Filipenses 4:1 también nos manda a no estar afanados
Nos cuenta la Santa escritura que cuando el apóstol Pablo se encontraba preso y con una condena a muerte, todos los cristianos poseían una doble preocupación. Pero Pablo les enseñó que la única solución que conseguirían era en la oración y no en el afán por conseguir una respuesta pronto.
Con esto, quiere decir que no debemos preocuparnos por las situaciones complejas que se nos atraviesan en nuestras vidas. Si bien es cierto en que muchas ocasiones sentimos que no tenemos salido y que nunca encontraremos la solución oportuna, recuerda que la palabra nos alienta a no afanarnos por encontrar la solución en otro lugar que no sea Dios.
Cada situación de nuestras vidas se encuentra en las manos de Dios, y parte de regocijarnos en Él es no afanarnos por nuestras complicaciones. Filipenses 4:1 tiene una enseñanza muy grande para todos los cristianos que quieran verla.
¿Por qué debemos regocijarnos?
Pablo se encontraba totalmente convencido de que el Señor estaba cerca, y sabía que todos los que se regocijaran en Él tendría la salvación y la vida eterna. Por lo que este pensamiento debe permanecer en la mente de cada cristiano, confiar en que Dios está cerca de la tierra, y que debemos mantenernos alegres y con una vida libre de ansiedad.
Solo al regocijarnos en él, confiar y entregarle nuestras preocupaciones podremos estar seguros que en cuanto venga a la tierra nos dará la salvación a todos sus creyentes. Confiemos en el Señor, y dejemos de preocuparnos por cosas de la vida que la única solución a ellas se encuentra en la oración. Confiemos en nuestro salvador cada día de nuestras vidas.