Oración milagrosa al Espíritu Santo: Manda tu luz desde el cielo
Sin duda, la Oración milagrosa al Espíritu Santo: Manda tu luz desde el cielo será de utilidad para quienes buscan la sabiduría requerida en la resolución de problemas o para entender algún asunto.
El Espíritu Santo es también conocido como el consolador, Paráclito, el espíritu de Dios. No obstante, en la biblia hay referencias de su presencia desde la creación. Estuvo con los discípulos de Jesús cuando este partió.
No podía ser de otra manera, porque forma parte de la trinidad. Copartícipe de la esencia de Dios, es infinito. Asimismo, participó en el acto de la creación del hombre y acompañó a profetas en sus diversas misiones.
En relación con el principal objetivo que cumple en la humanidad, se puede afirmar que es mostrar el camino a Dios, transmitir la sabiduría y capacitar para cumplir la misión del padre en su vida. Sobre todo, invócale para tener claridad de pensamientos.
Oración milagrosa al Espíritu Santo: Manda tu luz desde el cielo
Esta Oración milagrosa al Espíritu Santo: Manda tu luz desde el cielo propiciará entablar comunicación directa con él para otorgar uno de sus dones: la luz que aclara el pensamiento e ilumina la razón.
No obstante, esta dádiva de Dios es muy importante en diversas situaciones cotidianas que debe tomarse la mejor decisión, actuando con inteligencia. Aprovecha este recurso.
Sagrado Espíritu Santo que el padre nos dejó,
postrado a tus pies te rindo honor.
Eres mi guía y me das consolación.
Acudo ante ti para solicitar tu presencia.
Te invito a entrar en mi
corazón, abro las puertas
para que me acompañes y me des tu tutoría.
Como estuviste con los siervos del padre creador
necesito de tu apoyo en mi vida
para que me resguardes
en el camino y las enseñanzas del señor.
No obstante, me enfrento a un
dilema al que no le hallo solución,
ilumina mi mente, abre mis ojos,
dame entendimiento.
Permite lo comprenda y sea
asertivo en la respuesta.
Imprime en mí tu sello, transmíteme tus dones,
dame claridad, fe, templanza,
bondad, comprensión,
amor, perseverancia, fortaleza.
Haz tu obra en mí y nunca me abandones.
No permitas que la debilidad
me aleje del camino correcto
donde he alcanzado la tan ansiada
paz que hoy disfruto.
Asimismo, instrúyeme y
propicia mi crecimiento,
que sea instrumento idóneo
para mostrar la verdad,
extingue las tinieblas y disipa la duda.
Reaviva continuamente el conocimiento
para que nunca olvide las palabras de mi Dios
y mis pies no extravíen nunca su camino.
Dame tu bendición, cuidados y consuelo;
necesito tu presencia constante en mi vida
para alcanzar diariamente
la preciada fortaleza.
Jesús, nuestro salvador,
con su amor infinito.
Al partir a la presencia del padre
te dejó con sus discípulos, a quienes iluminaste.
Postrado ante tu santa presencia,
yo, el más pequeño y humilde
servidor, pido me concedas la luz
como se la otorgaste a los santos apóstoles.
La claridad que me concedas será la guía
que alumbrará mi tránsito
por la senda de mi vida,
aunque se cubra de tinieblas y oscuridad.
Con todo, seguro estoy de tu amparo y bendición
porque confío en las promesas de mi creador,
que hace uso de su misericordia
por millares de generaciones.
La palabra de Dios dice que el padre
no olvida su pacto ni cambia su promesa.
Prometió darnos vida eterna y
quien la busca, la encuentra.
No obstante, necesito tu ayuda, loado Espíritu Santo,
dame luz, sé mi escudo, mi fortaleza
para andar con integridad en todo momento.
Por último, reconforta mi alma y
corazón, oh lámpara divina!
que sea portador de tus dones y transmita tu luz
a todos los que requieran mi testimonio de vida.
Por aquel que entregó su vida por mí
para que alcanzara la salvación y vida eterna,
te lo pido con humildad y fe.
Amén.
Los dones del Espíritu Santo
Oración milagrosa al Espíritu Santo: Manda tu luz desde el cielo. Finalmente, un don es un regalo que recibimos de Dios. No obstante, podemos destacar siete, que son los más resaltantes: la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la ciencia, el afecto filial y el temor de Dios.
Esos regalos son dispensados por el Espíritu Santo, quien los otorga a los hijos de Dios, por supuesto, de acuerdo a la necesidad de quien los solicita. Sin duda, ellos ayudan a allanar el camino de la salvación y fortalecen al cristiano en su camino.