Oración final y letanías del Rosario de la Divina Misericordia

Es importante suplicar al Señor por la gracia a nuestras almas, de esa manera conseguir su perdón y compasión. Lo que nos sirve, con el fin de comenzar a realizar unas letanías pidiendo la intercesión de la divina piedad. Utilizaremos este ruego para que nuestros pecados sean perdonados y nos motive a seguir teniendo la fe.
Poderosa oración por confesión a Rosario de la Divina Misericordia
A la Virgen María se le dedican letanías en todas sus devociones. Solo que cuando oramos a la caridad de la Madre piadosa, es para pedir un milagro de emergencia o confesar nuestros pecados.
Divina Misericordia, hoy me acerco
a ti con mi corazón lleno
de plegarias y oraciones.
Para con humildad pedir tu ayuda,
y si Tú lo quieres, me concedas
este milagro.
Con mi fe puesta en ti,
sé que solo Tú puedes lograrlo
por tu intercesión.
Eres grande y poderosa,
por eso confío con toda mi alma,
porque te describes como la Madre bendita,
donde coloco mis preocupaciones.
Una grandeza celestial y maravillosa,
llena de devoción quien nos
socorre a conseguir las victorias.
De tal forma, me arrodillo ante ti
y el Padre Misericordioso,
el que me otorga este triunfo.
Debido a que mi Dios Glorioso
me acompaña, porque solo no puedo.
Eres un gran amigo, fiel
y Padre, que en ningún
momento me falla.
Donde nunca en la existencia
dejas solos a tus hijos y menos
en los tiempos que necesitan de ti.
Dándonos siempre el bienestar
absoluto, porque te encargas de ir
cubriendo nuestras necesidades,
como solo un guía puede hacerlo.
Progenitor que se encuentra
lleno de amor, bondad y
hasta compresión.
Que ha olvidado de tal manera
las fallas de su hijo. Por eso hoy deposito
mi confianza en ti.
Con los ojos que están
abiertos, teniendo la certeza
que has escuchado mis oraciones.
Conociendo las necesidades
que puedes encontrar
en el fondo de mi corazón.
Porque Tú lo entiendes como nadie,
y por esa razón te encuentras
atendiendo mis auxilios.
De tal forma, debo darte
las gracias por este milagro
concedido, estoy
seguro que así será y por eso
no lo dudo un momento.
A ti también, Madre bendita,
porque te encuentras a mi lado
al pendiente.
Adoptando de tal manera
mis luchas como tus propias batallas,
librándolas por mí; venciendo
de tan bondadosa forma
a mis enemigos.
Esas personas que
por una extraña razón,
me quieren hacer el mal.
Ya que Tú me das las fuerzas
necesarias que sirven para
enfrentar cualquier circunstancia
adversa que me desea destruir.
Donde me das valor con el fin de
pelear con mis enemigos
¡En ti confío, Señor todopoderoso!
Debes librar estas batallas y vencerlos
junto a mi Madre la Divina Misericordia.
Permitiéndome ser fuerte ante toda
circunstancia difícil y poder esperar
un milagro de tu parte.
Confiando sin dudar,
como siempre lo he hecho.
Ya no me desespero porque
te encuentras a mi lado,
te puedo sentir y escuchar.
Estando todo el tiempo cerca de mí,
consolando el dolor de mi corazón
y mis heridas profundas.
Donde me estás
entregando esperanza
de un mañana prometedor.
Siendo el hijo de Dios
maravilloso, que llena mi vida
de agradables experiencias
cuando de su mano me toma.
No permitas en ningún momento
que de ti me aleje, deje de creer
y se turbe mi corazón.
Por eso aquí estoy, lleno de amor,
presentándote estas humildes
plegarias.
Buscando la mejor ocasión
de ganar el reconocimiento
del hijo digno de ti, mi Padre
Bendito y Amado.
No me quiero separar nunca
de tu lado, por eso te agradezco
por este nuevo día para
servirte, Señor.
De igual forma, Divina Misericordia,
gracias por oír mi llamado.
Amén.
¿Cómo empezar y dar el fin a un Santo Rosario?
Es imprescindible al ser católicos conocer la Señal de la cruz que es el comienzo de esta hermosa oración. Lo hacemos en la frente (en el medio sobre la nariz) después en la boca, al finalizar en el pecho. De igual forma a cuando se realiza un novenario de difuntos, que son ruegos tan importantes por la paz y la serenidad, en la vida e incluso en la muerte.