Oración a la Virgen María en su sábado santo ¡Esperemos con ella!
La Virgen María, aun con el dolor de la muerte de su hijo Jesús. Fue la única que mantuvo siempre viva la llama de su fe cuando Cristo fue sepultado. Muchos creyeron que Él era el Mesías y que serían liberados. Pero al verlo crucificado y morir en la cruz, perdieron sus esperanzas. Recita la oración a la Virgen María en su Sábado Santo
La Virgen María se mantuvo firme al pie de la cruz y luego en la iglesia después de la muerte de Jesús. Su fe y la esperanza en Dios de que cumpliría sus promesas la mantuvo de pie ante tanto dolor.
Esperemos con esta oración a la Virgen en su Sábado Santo
Aun habiendo visto morir María a su hijo Jesús en la cruz, nunca perdió su fe. Por eso aclama la oración a la Virgen María en su Sábado Santo. Día antes de la resurrección de Cristo. Su fe fortaleció su dolor y su esperanza seguía viva en Dios.
Adorada Virgen, esperamos contigo.
Bendita Virgen María, honorable Reina y
Madre, son muchas las virtudes que Dios
Todopoderoso derramó sobre tu humanidad.
No concibo pensar como soportaste tanto
dolor con la muerte de tu hijo, como sufriste
viendo morir a tu hijo amado y recibirlo en tus
brazos.
Gloriosa mujer, fuerte y poderosa quien fue
Dios mismo quien te dotó de tanta gracia,
bendita eres entre todas las mujeres por ser
la madre del hijo del Dios, misión que te hace
honorable ante el mundo de los cristianos.
No solo eres una guerrera luchadora de la fe
de Dios, sino que tu peregrinación a sus
enseñanzas las diste con el más profundo
amor y la mayor entrega de bondad a quien
en penumbras se encontraba.
Pero en aquel sábado, con tu corazón aun en
llamas por el fuego de la muerte de tu hijo,
aun viendo como llevaron al sepulcro su
cuerpo sin vida, no perdiste las esperanzas
de volverlo a ver resucitado.
Confiaste plenamente en la palabra de Dios y
aún con fuerte dolor, jamás dudaste de él.
Mientras otros se dieron por vencido y
perdieron sus esperanzas, tú con verdadera
devoción creíste hasta el final que Dios
cumpliría sus promesas.
La paciencia, una más de tus virtudes que te
hacen tan grandiosa entre todas las mujeres.
Sábado de espera, sábado de paciencia,
sábado de dulzura y amor hacia un Dios que
te hizo grande por tus saberes.
Hoy te extiendo mi plegaria para apegarme a
ti, para esperar a tu lado en este sábado
Santo.
Mi Virgen María, ejemplo de admiración eres
en mi vida, no consigo por completo imitar tu
misión, pero persigo constantemente llegar a
parecerme, por lo menos un poco, a la
excelente mujer que fuiste.
Aquí estoy junto a ti, inclinado de rodillas
esperando las promesas de Dios.
Tú me fortaleces, tú me incitas y me motivas
a esperar pacientemente que Dios acuda a
mis llamados, a no dudar de sus promesas y
a creer en sus palabras.
Hoy espero junto a ti, para que cuando llegue
mi momento seas tú la que espere junto a mí.
Quien se fortalezca en tu presencia y se
engrandezca en tu fe. Ese seré yo.
Por favor bendice mi espera, acrecienta mi fe, fortalece
mi confianza y reafirma mi amor, con tu
presencia en mi vida todo es posible y
aclamar a ti, es aclamar a Dios pues tu poder
de intercesión es infinito.
Finalmente espero el momento de la Resurrección de
Jesús y tu mensaje y respuesta a mis
plegarias. Espero pacientemente que
intercedas por mí En ti Confío Adorada
Reina.
Amén.
La paciencia y la fe, virtudes de la Virgen María
El Espíritu Santo nos ofrece siete dones poderosos que nos ayudan a conseguir la gracia de Dios. Pero la Virgen María es un maravilloso ejemplo de imitar por sus virtudes poderosas que nos deja enseñar.
Paciencia y fe, paciencia para esperar que las bondades lleguen a nuestras vidas y fe para no dudar ni perder las esperanzas de que ellas llegarán. Los que carecen de fe verdadera caen en la duda y la desesperanza. Pero Dios nunca deja de cumplir sus promesas y menos aún nos desampara en ningún momento.