¿Qué es el Espíritu Santo para los cristianos y cuál es su función?

El Espíritu Santo es la fuerza y el poder de Dios hacia nosotros. Allí se ve la diferencia entre lo que es el espíritu humano y el espíritu divino. Es el don de amor puro y bondadoso que Dios nos ofrece con la creación del mundo. Dando vida y testimonio de la verdad que fundamenta la libertad de los hombres ¿Qué es el Espíritu Santo para los cristianos y cuál es su función? Son interrogantes que en este contenido buscamos aclararte.
https://www.youtube.com/watch?v=ee_jbbXzzb8
Este espíritu se manifiesta en las personas como fortaleza de Dios, algo oculto, intangible y hasta en oportunidades inexplicable. Inicia con la creación del mundo, el poder santificador y sanador que concede vida y salud a todas las criaturas de la tierra. Mantiene esa vida, la renueva y la consuma en el nombre de Dios Todopoderoso.
Una persona con poder espiritual, es aquella que puede estar capacitada por el Espíritu Santo para recibir a Cristo y contemplar a Dios. Es esa persona que descubre y conoce la revelación de nuestro Padre Celestial a través de las Sagradas escrituras plasmadas en la Biblia.
La Misión del Espíritu Santo
El Espíritu Santo tiene como función enseñarnos sobre Cristo, ofrecernos el conocimiento de aprender de su palabra para seguir su legado aquí en la tierra. Nos permite recibir el bautismo a través de la colocación del agua bendita. Como muestra de aceptación del Espíritu Santo donde se inicia un camino en la vida espiritual acorde a la voluntad de Dios.
Recibir al Espíritu Santo en tu corazón fundamenta nuestra vida en verdad y libertad. Es este espíritu quien nos concede sin ningún interés la vida verdadera. Ese don que solo Cristo puede otorgarnos y que si no somos obedientes ante sus mandamientos podemos perder y no recuperar. El Espíritu hace posible que nuestra alma consiga dedicación, comunicación, paz y comunión en Dios.
La función del Espíritu Santo es ayudarnos a luchar contra el pecado carnal, es mantenernos alejados de las tentaciones con sus pasiones y deseos.
El Espíritu Santo nos habla a través de la Biblia
En la Biblia reposan las experiencias y las enseñanzas que Jesús quiere que conozcamos como hijos de Dios y del Espíritu Santo. Anhela vivir en nuestros corazones a través de conocer la palabra poderosa de Cristo.
Vivir por el Espíritu de Dios significa, aceptar la vida como un maravilloso regalo. Dar espacio a otras vidas, compartir bendiciones recibidas a quien las necesite, vivir en armonía y paz con la mente tranquila y el corazón contento. Y la mejor forma de conseguirlo es ir acompañado de Dios, conociendo sobre la vida de cristo. Sus enseñanzas y en esas lecturas y parábolas buscar las respuestas a nuestras dudas.
Jesús dijo a sus discípulos, que Dios les enviaría el Espíritu Santo. “Más el consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26). De esta manera el Espíritu Santo les recordaría las cosas que Jesús les enseñó mientras estuvo en la tierra.
De allí la importancia de leer la Biblia, pues el Espíritu Santo nos habla a través de ella. Nos ayuda a comprenderla y a mantener presente como actuar ante determinadas situaciones siguiendo el ejemplo de Jesucristo.
La función del Espíritu Santo en nuestras vidas
Una persona con la presencia del Espíritu Santo tiene una función vital para la vida de los cristianos, nos impulsa a unirnos a Dios. Nos alienta a sentir su presencia y a manifestar el amor desinteresado de ayudar. Y servir al prójimo como Jesús lo hizo en su pasar por aquí en la tierra. Nos motiva a ver el mundo con ojos de infinita bondad, a disfrutar de su creación y predicar la palabra como lo hicieron sus discípulos.
La conciencia humana en oportunidades se deja llevar por cosas banales que solo complacen el placer de la carne. Pero el espíritu de Dios, el Espíritu Santo cuando se presenta en nuestras vidas no otorga una paz interior. Un placer del alma que es mucho más poderoso, verdadero y duradero que el placer carnal.