Mateo 4:4 - "No sólo de pan vivirá el hombre" | Significado bíblico

no solo del pan vivira el hombre

En el principio del libro de Mateo, en el versículo 4, se relata como Jesús estando en el desierto fue tentado por el diablo, persuadiéndole a ignorar la voluntad de Dios. Jesús siempre mantuvo fuerte su convicción, su fe nunca flaqueó y permaneció firme a pesar de la dificultad que estaba enfrentando; por lo que sale la parábola No sólo de pan vivirá el hombre.

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El tentador le dijo, que si era verdaderamente el hijo de Dios, y llevaba cuarenta días y cuarenta noches sin comer, que podía ordenar que unas piedras se convirtieran en pan. Jesús, a pesar de tener hambre, sabía cuál era la voluntad de su padre, y no se dejó engañar. Jesús desde un principio supo que solo debía servir a Dios, no seguir la orden de alguien más ni ser tentado.

Índice()
  1. ¿A qué se refiere “No solo de pan vivirá el hombre”?
  2. El hombre vive también del amor de Dios

¿A qué se refiere “No solo de pan vivirá el hombre”?

El amor de Dios va mucho más allá de las superficialidades de la vida, lo cual confirma Jesús en Mateo 4:4 “Pero Jesús respondió ‹‹Dice la Escritura que no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda la palabra que sale de la boca de Dios. ››” Resistir ante las adversidades, sin duda alguna, es una de las cualidades que más se deben aplicar a lo largo de la vida.

Dios no desampara a sus hijos, cuando estos permanecen en la fe. Durante el camino aparecen tentaciones, obstáculos y problemas, pero sin importar cuán duros sean, Dios se queda allí, aguardando, en cada prueba de la vida. El señor otorga las capacidades necesarias para superar cualquier prueba, y solo basta esforzarse para superar las adversidades y confiar en su poder.

No solo de pan vivirá el hombre, sino que, además de los sustentos básicos, existen cosas más profundas en las que pensar, las cuales no son para el cuerpo; son para el alma. La vida espiritual es tan importante como comer, beber y cumplir cualquier necesidad, ya que el alma es la base del crecimiento humano.

no tengas miedo ni te desanimes

La comida alimenta el cuerpo, la palabra de Dios alimenta el espíritu. Las cosas materiales no son lo único importante para vivir, sino que la clave de la existencia va mucho más allá, es más trascendental, y es lo que permite que el desempeño humano sea más eficaz, feliz y profundo. Conocer ello es esencial para vivir a plenitud, teniendo así un avance espiritual inigualable.

Las personas se apegan a lo terrenal, a los bienes materiales y a la superficialidad de la vida. Cuando, en realidad, aquello es lo menos importante. La palabra de Dios y el amor que le profesa a la humanidad es uno de los secretos para vivir en armonía, conocerse a sí mismo y así descubrir que es lo verdaderamente necesario.

Las comodidades de la vida pueden obtenerse mediante el esfuerzo, no tienen nada de malo, pero no debe ser la prioridad. Lograr objetivos, querer avanzar y mejorar debe ir de la mano con el crecimiento espiritual. Se puede luchar por conseguir lo que se desea, pero sin nunca olvidar lo más importante, que es que la simplicidad de la vida ya de por sí es valiosa.

El hombre vive también del amor de Dios

No son necesarios los excesos, ni el derroche, ni sobrepasarse de lo elemental. Vale más la bondad del alma que cualquier cosa en el mundo. Debe ser más importante plantearse metas de crecimiento espiritual, como ser una mejor persona, a pensar solo en metas de crecimiento material, ya que tarde o temprano, todo aquello se irá.

Lo único aceptable a final de cuentas no será todo el dinero gastado, todos los bienes conseguidos, mucho menos el pan. Vale más la fe, el amor y el hecho de haber vivido según la voluntad de Dios. Vale más, al fin y al cabo, ayudar al prójimo, ser una persona con valores y alimentar el espíritu cada día con virtudes.

Todo lo material desaparecerá, y lo único que siempre queda es el amor de Dios. Hay que darle atención a lo más importante, y no dejarse cegar por los deseos terrenales. Es mucho más trascendental crecer en el amor y en la fe, a querer encajar en la superficialidad de un mundo temporal.

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