Hermosa oración especial a San Martín de Porres para los niños
“Dejad que los niños vengan a mí” fueron algunas de las frases que Jesucristo dijo en sus momentos de reflexión. Y es que los niños son la inocencia pura, la nobleza sin maldad, la esencia misma de un ser que no posee malos pensamientos. Enseñar a los niños sobre el cristianismo a temprana edad nos dará hombres y mujeres obedientes a Dios. Dedica la hermosa oración especial a San Martín de Porres para los niños.
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El hermano Martín, como era llamado San Martín de Porres tuvo el don de sanar a los enfermos con toda vocación y compromiso divino. Este hombre tuvo la dicha de ser elegido por Dios para mostrarles a los ciudadanos que la voluntad de Dios es grande y milagrosa. Su amor por el prójimo lo hizo rescatar a los mendigos, a los huérfanos, a los lisiados, enfermos y a los hambrientos. Sin pedir nada a cambio.
San Martín de Porres y los niños
Este Santo de color, sufrió desde pequeño el desprecio y la burla por su color de piel. Por eso comprende lo que pueden sentir los niños al pasar ofensas y discriminaciones. Su amor infinito hacia el prójimo también incluía a los niños. San Martín fue un niño que repartía todo a los pobres dándoles limosnas. Fue un buen hijo, un niño muy noble y por eso inculcó ese amor a los más pequeños para que también lo fueran.
Con caridad y devoción demostró su fe en Dios, con los principios que aprendió de su madre y de la asistencia por la Gracia Divina. Para pedir por tus hijos y por los niños del mundo te presentamos esta hermosa oración especial a San Martín de Porres para los niños.
Glorioso San Martín de Porres
¡Oh bendito San Martín de Porres!
Hombre noble y bondadoso que diste
de tu comida al hambriento,
sanaste a enfermos que habían
perdido la esperanza de vivir.
A los mendigos recogiste de las calles
y con limosnas consolabas
a los más necesitados.
Fuiste un niño que no sabía de egoísmos.
Dabas a los demás de lo que recibías
de tu madre para las compras de la casa.
Cuidaste de los niños mientras estuviste
en vida y después de tu muerte
seguiste haciendo milagros.
Tu bondad no tenía límites,
curaste a quien lo necesitó,
salvaste piernas y brazos de niños
que por accidente casi les fueron amputados.
Tus deseos de salvación te hicieron
interceder por gracia Divina
para alejar la muerte a quienes
estaban moribundos.
Hoy recurro para pedir por los niños
del mundo, cuida sus pasos
y guía su educación, que Dios no los
abandone en los turbios caminos
que empiezan a recorrer.
Permite que duerman y reposen en paz
sin temor a ninguna cosa para que
nada perturbe su sueño.
Que los demonios no entren en sus mentes
para crear sentimientos de envidia,
de egoísmo, de odio o rencor.
Deja que todos los niños del mundo
disfruten de sus vivencias y esperanzas
en alegría y sana paz.
Que sus juegos estén bajo tu protección,
además, que entre risas y cantos se conecten con
el poder Divino de nuestro Padre Celestial.
No los abandones, aleja
el peligro de sus vidas,
son inocentes y no ven la maldad
que hay en las cosas,
igualmente, el demonio los persigue
por ser fácil presa a la tentación.
Invade con tu amor, cada uno de sus
corazones para que aprendan a
vivir bajo la voluntad de Dios.
Finalmente, que ningún niño sufra dolor,
que las enfermedades no toquen su cuerpo,
y los accidentes se alejen de ellos, además,
que nada toque sus sensibles corazones.
Amén.
La sonrisa de los niños alegra a los adultos
San Martín de Porres, creó casas de oficios para jóvenes, asilos y escuelas de huérfanos. Para la instrucción de niños desvalidos provenientes de padres indígenas o de familia negra. Se preocupaba por su educación, por ello les enseñaba a desarrollar alguna profesión que les asegurara el futuro. Allí recibían una atención especial, conocían de Jesucristo y cultivaban amistades sanas.
Unos niños felices, con mente y cuerpos sanos facilitan al mundo su desarrollo, los adultos estarán tranquilos porque el futuro está en sus manos. San Martín de Porres se preocupaba por que se formaran en conocimientos cristianos, educativos y sociales.