¿A qué edad es más recomendable hacer la confirmación?

La Confirmación es uno de los sacramentos que exige la Iglesia Católica a todas aquellas personas que deciden ser miembros del catolicismo. El primer sacramento que todo católico debe recibir es el Bautismo y generalmente se da en una etapa temprana de la vida cuando estamos muy niños. La Confirmación debe darse por voluntad propia, pero ¿A qué edad es recomendable hacer la confirmación?
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Los que profesan la religión católica, cumplen con los sacramentos de Dios como prueba de su devoción. Por ello cuando nacen nuevos seres dentro de la Iglesia, estos son llevados ante el altar para que el Sacerdote con el agua bendita. Los limpien del pecado original. La decisión de recibir este sacramento no es personal, pues por ser niños aún, quien toma la decisión de ser bautizados son sus padres. Por el contrario, la Confirmación amerita de la aprobación personal.
El primer requisito para recibir la Confirmación es el hecho de que como seres conscientes y capaces de tomar decisiones. Se acepte recibir este sacramento y todas las exigencias que ello amerite. Para recibir a través de ella la gracia divina de Dios y el Espíritu Santo como muestra de nuestra creencia ante la Iglesia Católica.
¿A qué edad puedo recibir la confirmación?
Es necesario tener uso completo de la razón, por lo que se debe tener una edad suficiente en la que se pueda tomar una decisión por criterio propio. Bajo la certeza de saber que aceptar la confirmación en tu corazón es asumir el compromiso de servirle a Cristo dentro de sus condiciones.
¿A qué edad es recomendable hacer la confirmación? La Confirmación debe darse después de recibir la Primera Comunión. Que se da generalmente entre los 7 y 10 años de edad. En algunos lugares se define como edad apropiada los 15 años. Algo que ha traído consigo la interrupción a la continuidad en la aceptación de Cristo y sus sacramentos. Pues con mucha frecuencia los niños se alejan de la práctica sacramental poco tiempo después de haber recibido la Primera Comunión.
Desde hace siglos se ha estimado “la edad del uso de la razón” como punto de referencia para recibir la Confirmación. Aun así, en peligro de muerte se debe confirmar a los niños sin haber alcanzado la edad del uso de la razón. La confirmación es el sacramento de la madurez cristiana, sin embargo, no debemos confundir la madurez de la fe con la madurez del crecimiento natural.
La edad del cuerpo no constituye un prejuicio para el alma
Decía San Tomás algo resumido de la siguiente manera: Así incluso en la infancia. ¿A qué edad es recomendable hacer la confirmación? El hombre puede recibir la perfección de la edad espiritual del que habla la Sabiduría. La vejez honorable no es la que dan muchos días, no es por el número de años. Así numerosos niños gracias a la fe del Espíritu Santo que habían recibido, lucharon valientemente y hasta la sangre por Cristo nuestro Señor.
En la vida diaria no podemos catalogar la madurez de una persona por la edad que tenga, pues la experiencia es quien da la madurez en los diferentes aspectos de la vida. Así mismo sucede en la evolución espiritual del ser cristiano. Por ello, se convierte en un tema de interés la edad reglamentaria para recibir el Sacramento de la Confirmación.
Al hacer la Confirmación se recibe al Espíritu Santo
Cuando la persona decide por su propio deseo y entrega hacer la Confirmación acepta recibir al Espíritu Santo y sus 7 dones. Los dones que se adquieren con este sacramento es un compromiso ante Dios de ser fieles a sus mandamientos y a su voluntad divina. La Sabiduría es uno de los dones del Espíritu Santo que nos hace conscientes de ser creyentes de Cristo. Saber lo que es bueno y malo ante los ojos de Dios.
Aceptamos la inteligencia para conocer verdaderamente a Dios. La ciencia para comprender la Biblia, el consejo para abrir nuestras mentes a reconocer las palabras sabias de los demás y también de dar consejos. La piedad para tener un corazón noble al servicio de los desvalidos del mundo y como último el temor a Dios para conocer que debemos cumplir sus leyes y alejarnos del pecado para no faltarle a Él.