Romanos 8:37 - “Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”

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La iglesia de Roma, al estar en dicho imperio, era un foco de persecución para aquella época. Los cristianos eran fieles a sus ideales y doctrinas, sin importar cuántos castigos recibieran por parte de los romanos. Por esa razón el imperio consideraba estas actitudes como una rebelión política, por lo que decían "Somos más que vencedores".

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El cristianismo tuvo muchas persecuciones decretadas por distintos emperadores, pero, siempre se conservó vigente, perdurando durante los años la ideología cristiana, sin importar las adversidades.

El apóstol Pablo, al saber ello, le escribe al pueblo de Roma para darle fortaleza, y eso es lo que se encuentra representado en el capítulo 8 del libro de Romanos. Invita a los cristianos a mantener la esperanza, porque de la mano de Jesucristo somos más que vencedores. Por tanto, el contexto de este versículo impulsa a ser valiente en las dificultades.

Índice()
  1. Somos exitosos en las adversidades de la mano de Dios
  2. ¿Cómo Dios nos hace más que vencedores si estamos junto a él?

Somos exitosos en las adversidades de la mano de Dios

Se indica en Romanos 8:37, “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Es una cita bíblica profunda, llena de significado y con una historia de trasfondo. De forma indirecta sugiere dejar atrás las preocupaciones superficiales de la vida. Tomar una actitud más segura, puesto que de la mano de Dios, ya somos más que vencedores.

Dios ama a los humanos de una manera incondicional algo difícil de comprender, porque ningún amor mortal es tan fuerte y puro como aquel. A pesar de los fallos, los problemas y los pecados, Dios sigue amando a sus hijos, y cada vez que cometen equivocaciones, solo espera a que reaccionen y vuelvan a su amor, sin juzgar el pasado y perdonando cualquier falta, si realmente se está arrepentido.

Ser más que vencedores no significa nunca perder, nunca cometer equivocaciones y llevar una vida idónea. Los humanos no son perfectos, y suelen caer una y otra vez. La promesa de Dios no es conceder una vida perfecta, sino estar en cada paso, sin importar la adversidad.

Por esta razón, los obstáculos que se aparecen en el camino Dios no los desaparecerá, sino que les dará a sus hijos la capacidad de superarlos por su cuenta, la fortaleza necesaria para seguir adelante. El dolor es una oportunidad para mejorar y crecer como persona. Quien aprovecha el dolor para reconstruirse ya habrá ganado, sin importar que haya caído mil veces antes.

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El dolor nos prepara para lo que hay que enfrentar, y así resultar vencedor en lo que verdaderamente le conviene a cada individuo. Dios le da las peores batallas a sus mejores guerreros, así que si las adversidades se presentan amenazadoras ante la vida. Porque Dios sabe la capacidad que existe en el interior de sus hijos para poder superarlas.

Dios no promete que sus hijos siempre resultarán ganadores, sino que todos los obstáculos serán algo necesario para adquirir una fuerza inquebrantable, la cual es de ayuda en muchas ocasiones. Somos más que vencedores cuando las pruebas nos preparan para tener un crecimiento espiritual y cristiano.

Cuando se mantiene la fe intacta en ello, los problemas se ven con otra perspectiva, y se comienzan a observar como una oportunidad de reconstrucción. Como una piedra en el camino que debe ser empujada hasta la recta final, ya que hará adquirir fortaleza a quien la empuje, y esa es la verdadera ganancia.

¿Cómo Dios nos hace más que vencedores si estamos junto a él?

Después de tantas pruebas y caídas a lo largo del camino de la vida, la fe a Dios nos hace más que vencedores, si a partir de los daños causados, demostramos ser mejores personas. Haber aprovechado las oportunidades para crecer y ayudar a los demás a encontrar su propio camino de crecimiento.

También, es importante enseñarle a los otros el mejor método para ser más que un vencedor en la vida. No es necesariamente ganar, sino estar junto a Dios, y así obtener una mayor recompensa. Al no rendirse en las adversidades somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó, ya que si estamos junto a él, ya habremos triunfado. No existe mejor tesoro que el amor de Dios.

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