¿Fue Santa María de la Cabeza mujer y esposa de San Isidro Labrador?
El tema central de este artículo es una pregunta poco conocida la cual se titula ¿fue Santa María de la Cabeza mujer de San Isidro labrador? Aveces tenemos preguntas, que no hemos hecho en un instaste de nuestra vida. Tanta cosa que no han dicho que aveces no sabemos diferenciar la verdad con la mentira, te invito a que conozcas la verdad de Santa María de Cabeza.
En esta oportunidad te enseñaremos de la verdad sobre la mujer de San Isidro labrador. A continuación te mostraremos más sobre dicho tema.
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Santa María de la Cabeza Esposa de San Isidro
María Toribia, famosa mente llamada como Santa María de la Cabeza, según la costumbre, ya que los datos no consta documental mente, nació en Caraquiz, localidad de Úbeda, provincia de Guadalajara, no obstante son varias las localidades que se disputan ser el lugar de nacimiento de la santa.
Gran parte de su vida ocurrió a lo largo de la vega del río Jamara, donde se ubica geográficamente Cobeñre cordamosn, no hay datos documentos sobre la fecha de nacimiento como de fallecimiento y todos son atribuidos a la tradición.
No existen datos históricos que puedan comprobar o desmentir estas tradiciones. En 1629, en su obra A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid : historia de su antigüedad, nobleza y grandeza, Jerónimo de Quintana analiza la cuestión del origen de Santa María de la Cabeza y termina concluyendo que debió de nacer en Cobeña o en Uceda.
En 1752, intenta la cuestión su obra Historia puntual y prodigiosa de la vida, virtudes y milagros de la bendita María, Francisco Serrano rechaza el argumento de Cobeña pero es de gran interés que detalla en las declaraciones de varios cobeñeros sobre el asunto en el expediente de beatificación (el 3 de septiembre de 1613).
¿Es verdad que Santa María de la Cabeza fue mujer de San Isidro?
Si es verdad que Santa María de cabeza fue la esposa de San Isidro Labrador. La tradición nos cuenta que San Isidro visitaba con asiduidad santuarios y ermitas del contorno de Cobeña, Varios historiadores citan la de Nuestra Señora de Belvis, cerca de Cobeña, incluso la Virgen del Castillo,
Así, la tradición también nos cuenta que Iván de Vargas, amo de San Isidro, mandó al santo matrimonio a cuidar de la heredad conocida como La Eraza, que los Vargas tenían en Talamanca.
Su matrimonio
El esmero con que se cuidan la casa y los Cáceres del hogar hace casi pensar en ese salmo que dice La Santidad es el adorno de tu casa.
Decoración hace que del interior del corazón y del alma broten todas aquellas virtudes que ayudan al ser humano a santificarse y a contagiar a los que le rodean.
Algo así le sucedió a San Isidro al que celebramos el pasado 15 de mayo, que transmitió esa humildad y sencillez a su esposa Santa María de la Cabeza que recordamos Pero destacaba su humildad, paciencia, devoción y la austeridad, entre otras virtudes.
Con su marido vivían tan unidos como si fueran dos en una sola carne, un solo corazón y un alma única. Sin abandonar nunca la oración, esta le era muy servicial.
Ambos esposos querían llevar y dedicar su vida a Dios fervorosamente. Un día se pusieron de acuerdo para separarse, después de criar su único hijo, quedándose él en Madrid, y ella marchándose a una ermita, situada en un lugar próximo al río Jarama.
Su nuevo estilo de vida solitaria, consistía en consagrarse a la Virgen, meditar y orar a Dios, limpiar la suciedad de la capilla, adornar los altares, pedir por los pueblos vecinos ayuda para cuidar la lámpara, y otros labores.
Mientras ella vivía esta vida piadosa, unos hombres sembradores de cizaña, le siguieron a Isidro que la santa llevaba una mala vida con los pastores. San Isidro rechazó a estos mentirosos como agentes del diablo, ya que él conocía la fidelidad y buen espíritu de su esposa.
La vida de Santa María de cabeza
La vida de esta Santa comprueba que fue una vida tranquila y dedicada a Dios. Aunque no hay informaciones precisa con los datos extraído, de las tradiciones muestran igual que San Isidro no estudio la Santa María de Cabeza tampoco; pero esto no lo frenó para que fueran santificado y beatificado por la iglesia.