La Biblia dice: Todo me es Lícito, pero no todo me conviene

no todo conviene

La Biblia dice: Todo me es lícito, pero no todo me conviene. Dios ha sido tan noble que no nos obliga a nada. Nos ha dado el poder de decidir los caminos que queremos recorrer y los actos que queremos ejecutar, es lo llamado libre albedrío.

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Es el poder que tiene cada uno de nosotros en elegir si hacer esto o hacer lo otro. Por ello somos los responsables de nuestras acciones y de sus consecuencias. 

Ahora bien, si podemos hacer lo que queramos, ¿Eso es razón valedera para que sea lo correcto ante el mundo terrenal y celestial?. Evidentemente no lo es. Y no es solo por la sencilla razón de que sea correcto o incorrecto. Sino porque en oportunidades puede que hacer algo bueno no nos convenga en ese preciso momento, sino más adelante.

Índice()
  1. Hacer lo que desee no significa que sea lo que correcto
  2. Obra y elije bien, recuerda que todo me es Lícito, pero no todo me conviene
  3. ¿Cómo saber qué es lo que me conviene?

Hacer lo que desee no significa que sea lo que correcto

Cuando necesitamos información para aclarar alguna duda. Que mejor libro lleno de sabiduría y amor que la Biblia. Por eso ante este caso particular del libre albedrío, ella nos orienta en Corintios 10:23:

“Todo me es lícito, mas no todo me conviene”.

Y bien, claro lo específica, que somos seres libres de hacer y tomar la decisión queramos. Pero esto no significa que ciertamente sea lo beneficioso o productivo para mi vida.

El hecho de como asumamos el control de nuestros actos en la vida. Está determinado en un principio por aquella educación de valores que hayamos podido recibir en nuestros hogares desde muy pequeños. Una educación en donde la honestidad, la confianza, la humildad y el amor hayan sido valores muy bien fundamentados.

Si estos valores se inculcaron junto a las leyes y los mandamientos de Dios. Es muy probable que los actos que asumamos ante las circunstancias de la vida sean basados en conductas productivas. Pues evidentemente si sabemos que aquello que vamos a hacer está mal, es muy notorio que sus resultados o consecuencias no sean convenientes para nuestra vida.

todo me es licito mas no todo edifica

Obra y elije bien, recuerda que todo me es Lícito, pero no todo me conviene

Esos actos indebidos que se lleguen a suscitar. Pueden parecer en primer momento que era lo que nos convenía, que nos traería algún provecho o beneficio. Pero a la final, más adelante y frente a los ojos de nuestro adorado Dios. No es tan correcto como lo creíamos y las malas consecuencias aparecerán en cualquier momento.

En oportunidades podemos tener alguna necesidad que no podemos solventar. Y frente a nosotros se aparece una oportunidad fácil y rápida de conseguir lo que buscamos. Pero resulta que la situación se encuentra inmersa en una serie de acciones que van en contra del mandato de Dios. Bien sea robar, mentir, adulterar o cualquier otra cosa indebida. A esto lo llamamos tentación.

Y por ello se dice que todo me es lícito, pero no todo me conviene.

Pero la facilidad y las cosas malas que debo hacer para conseguir lo que necesito es un motivo para reflexionar, ¿Acaso me hará sentir bien obtener algo de mala manera aun si lo necesito?, ¿Y mi consciencia, y mi temor a Dios, y mis daño o abuso al prójimo que es lo que me va a generar?.

Busca de Dios, orientación en su palabra y allí no conseguirás órdenes. Sino palabras sabias cargadas de amor y humildad que te harán elegir el camino.

¿Cómo saber qué es lo que me conviene?

No es fácil elegir las cosas que te convienen en estos momentos de tanta perversión del mundo. Pero más que darle placer a la carne, es importante que busques la quietud y la paz de tu alma. No es tanto saciar tus necesidades y la de los tuyos, es buscar refugio y amor en la palabra de Dios.

La vida te pone a sus pies infinidades de opciones a escoger. Caminos fáciles y caminos difíciles.

Lee la Biblia, busca de la palabra de Dios en oración si te invaden dudas de cuál es el mejor camino a seguir. A la final solo tú decides lo que vas a hacer, pero lo harás con consciencia de saber si tus actos agradan a los ojos de Dios. O si por el contrario estás faltando a sus mandamientos y a la amistad espiritual que has venido buscando en él.

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