Zacarias 8:1-23 - La importancia de la bendición según la Biblia

Bendición es todo aquello que nos colma de bienestar, paz y misericordia espiritual. Dios nos llena de miles de bendiciones cada día y eso es motivo de felicidad y agradecimiento. La bendición también es un acto en el cual una persona ofrece los mejores deseos a otra desde lo profundo de su corazón. La biblia nos habla en Zacarias 8:1-23 La importancia de la Bendición según la Biblia.
La vida está llena de bendiciones. Que a veces por estar enfocados en otras cosas superficiales nos olvidamos de lo esencial de vida. Eso que llena y reconforta el alma y que es el reflejo del Dios mismo en nuestras vidas.
Despertar cada mañana y sentirse vigoroso, estar embaraza y dar a luz a un nuevo ser, observar la quietud de las olas del mar, sentir el aire rozar tu cara, mirar un bonito atardecer, llevar la comida cada día a tu boca.
Dios nos bendice día a día con solo estar vivos. La vida es una bendición. Así mismo a través de Jesucristo Dios llenó de bendiciones al mundo. Bendijo a las criaturas del mar y a las aves, diciéndoles que fueran fructíferas y se multiplicaran en la tierra. De la misma manera, Dios dio la bendición similar a Adán y Eva. Añadiendo que debían ejercer dominio sobre la creación.
Mientras más obedientes seamos a los mandamientos de Dios. Más nos regalará bendiciones. Porque al recibir bendiciones, recibimos felicidad, plenitud, paz, amor y bienestar.
Debemos ser hombres y mujeres de bien. Ser aquellos que dan amor y llevan las enseñanzas de Dios Todopoderoso donde vayan, obedientes y fieles a su palabra. Debemos entender la importancia de la Bendición.
No solo Dios puede ofrecer Bendiciones
Dar la bendición es una demostración de afecto y gratitud hacia los demás. No solo Dios y Jesucristo dan bendiciones a sus fieles. Los cristianos acostumbran a Bendecir a sus hermanos, a su familia, a sus compañeros. Otorgar Bendiciones no es solamente decir “Dios te Bendiga”, “El señor te Bendiga”, es desear al prójimo cosas buenas y un buen porvenir.
La biblia nos relata algunas situaciones donde se dan buenos deseos. En Génesis 24:60 nos dice: “Que aumentes a miles y miles; que tu descendencia posea las puertas de sus enemigos”.
Estas bendiciones fueron dichas por la familia de Rebeca cuando se convirtió en la esposa de Isaac y partió hacia un nuevo hogar.
Así mismo Isaac bendijo a su hijo Jacob. En Génesis 27:28-29 se nos dice:
“Que Dios te dé del rocío del cielo y de las riquezas de la tierra, abundancia de grano y vino nuevo. Que las naciones te sirvan y los pueblos se inclinen ante ti. Sé señor sobre tus hermanos, y que los hijos de tu madre se inclinen ante ti.Malditos sean los que os maldicen, y benditos los que os bendigan”.
El libro de Salmos en la Biblia, está lleno de bendiciones que se dieron en tiempos de Jesucristo. Como vivo ejemplo de que desear a los demás el bien. Bendecir su camino y su futuro es muestra de que nuestro corazón está lleno de bondad y amor hacia el prójimo. Si profesamos bendiciones a quien nos rodea, Dios nos bañará de ellas también.
Más si vamos por el mundo maldiciendo a los demás, seremos malditos ante los ojos de Dios. Una clara muestra de la importancia de la Bendición.
Bendiciones según Zacarias 8:1-23
Zacarias nos hace conocer que Dios salva al hombre para que éste sea una bendición. El pueblo de Dios es Bendecido al bendecir a los demás. Así mismo, el poderoso Rey derrama a nuestro andar infinidad de cosas buenas y maravillosas. Para que de igual forma podamos derramar esas bendiciones a aquellos que se encuentren en necesidad y sin esperanza alguna.
En capítulo 8 de Zacarías, en sus versículos del 1 al 7. Podemos analizar que la promesa de Dios es restaurar Su bendición sobre la nación después de los años de cautiverio. Hablándole a los ejércitos de su promesa y de las bendiciones que vendrían, de las bienaventuranzas de las que todos como pueblo disfrutarían.
Culmina este sermón así: “Y traérelos, y habitarán en medio de Jerusalén; y me serán como pueblo, y yo seré a ellos por Dios con Verdad y con Justicia”. (Zacarías 8:8).