¿Cuáles son los 3 tipos de mente que menciona la Biblia?
La biblia maneja un concepto de 3 tipos mente muy diferente al que manejamos en la actualidad, y esto realmente no es de extrañar puesto que a medida que evolucionamos los conceptos van cambiando. Sin embargo, para los fieles creyentes de Dios y de la Biblia, estos ideales se mantienen sin importar el tiempo.
La biblia a su vez, define su propio concepto de mente en varios versículos, acompañado también de lo que intenta mostrar cómo los 3 tipos de mente que existen. Quédate con nosotros y averigua todo esto y mucho más.
¿Qué significado tiene realmente la mente en la Biblia?
Debemos conocer el concepto que la Biblia tiene para la mente del ser humano. La biblia define a la mente como no solo el centro de nuestros pensamientos, sino más allá.
Dándole un significado mayormente espiritual al pensamiento y en el cómo la mente se implementa con nuestro ser y con nuestra alma. En la Biblia al hablar de mente se hacía referencia bajo este sentido a la palabra “nous" (Romanos 12:2).
Se planteaba que el espíritu de cada persona era el responsable de los pensamientos y de las acciones producto de nuestro día a día. Que era el espíritu la razón por la cual hacíamos lo que hacíamos.
Si somos buenas personas, y tenemos un buen espíritu, nuestros pensamientos serán buenos y por ende las acciones también lo serán. Seremos seres bondadosos, gratos y condescendientes.
Tipos de mente según la Biblia
Entendiendo este concepto, la Biblia también plantea que existen 3 tipos de mentes en el ser humano. Te explicaremos brevemente a continuación cuales son y qué comprende cada una de ellas.
Persona con una mente natural
Este apartado comprenderá al hombre como ser irracional, natural y por sobre todas las cosas humano. Define que este tipo de mente la tiene un hombre capaz de cometer pecados y errores.
Se le define a su vez como una persona escéptica cuyo espíritu no se encuentra a flor de piel y no tiene creencias en Dios. Tiende ser egocéntrico y su alma no es totalmente pura. No hay fuente de poder ni de creencia en un Dios (1 Corintios 2:14).
Persona que posee una sola mente, y buena
Un ejemplo muy claro de este tipo de mente lo encontramos presente en el conocido José El rey de los sueños, el cual tiene lugar en el libro de Génesis 39.
Recordemos brevemente la historia de José para poder comprender el contexto de este tipo de mente: José era un hombre que fue vendido por sus propios hermanos como un esclavo a cambio de dinero. Al llegar como esclavo a Egipto, fue revendido a Potifar. Y con él se quedó, empleando funciones domésticas.
Sucede que la esposa de Potifar sentía muchísimo deseo por José y le intentó seducir en reiteradas ocasiones, queriendo o intentando acostarse con él. José la rechazó en todas esas ocasiones, manteniéndose firme pues él le era fiel a Dios. El mantenerse “firme" nos explica la definición de una sola mente.
Persona con una doble mente o doble moral
Un claro ejemplo para comprender este tipo de mente, lo utilizaremos con el personaje de David el cual aparece en la Biblia. La Biblia relata que un día David se encontraba en el techo de su palacio, cuando al voltear y mirar hacia un lado vio a una mujer desnuda (Betsabé) bañándose.
Puedo apartar la vista, pero sencillamente no lo hizo. En cambio, fantasea constantemente con la mujer y con su cuerpo desnudo. Deseando así, acostarse con ella, pues le parecía una mujer hermosa. David dejó que estos pensamientos lujuriosos influenciaran sus actos, a pesar de ser un hombre puro que siempre había sido fiel a Dios. Sin cometer pecados anteriormente. Resulta que, Betsabé era una mujer casada, era además esposa de Urías.
Esto tampoco pareció importarle, no lo detuvo. Se acostó con Betsabé, y a los pocos meses se enteró que la había dejado embarazada. David pensó en varias formas de intentar hacer pasar a ese futuro hijo como hijo de Urías, sin embargo, las fechas no eran creíbles. En conciencia de que se iba a conocer la infidelidad de Betsabé, David ordenó que Urías se posicionará en la primera fila de la batalla que iba a tener lugar próximamente, esperando así que fuera matado fácilmente durante la batalla. Y así fue.
Este es el claro ejemplo de un hombre que a pesar de que tiene su fé y su fidelidad a Dios, se deja llevar por sus deseos propios, por el egocentrismo, y, en este caso específicamente por la lujuria.