¿Cómo puedo manifestar la luz de Cristo en la tierra?
Amado lector, sabemos que la luz de este mundo es nuestro Señor Jesucristo, el único que manifiesta en sobremanera una luz refulgente sobre todo este mundo, y como existe la luz; también está a la disposición las tinieblas, y que siempre ha habido bajo una lucha de la luz y las tinieblas. Por eso nos preguntamos hoy: ¿Cómo puedo manifestar la luz de Cristo en la tierra?
¿Cómo puedo manifestar la luz de Cristo en la tierra?
La luz del mundo es Jesús y su verdad manifestada en la tierra, es su ser brillando en medio de la oscuridad, para establecer el reino de Dios. Jesús es la luz que vino a este mundo, en él estaba la vida; y la vida era luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Juan 1:4-5.
La luz del mundo, trasmite la multiforme magnitud y misterios de la gloria del Cristo, la luz nos traslada a un encuentro con el rostro de Jesús, que resplandece como el sol, es la luz la que nos llevara a manifestarlo a él, de manera que ninguna tiniebla ataquen nuestra alrededor; y de esta forma iniciaremos a mostrar esa luz refulgente de su poderosa presencia.
Entenderemos de manera más amplia los principios de la luz, aunque va más allá de una simple doctrina en la que somos luz; tan solo con el hecho de haber recibido en nuestro corazón la gracia de Cristo. Si la mayoría de los creyentes realmente produjéramos la luz que Dios diseño sobre nosotros, creo que le fuera más difícil a los demonios manifestarse.
La palabra de Dios nos indica en Mateo 5:14-16, nosotros somos la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder, Así alumbre nuestra luz delante de los hombres, para que vean nuestras buenas obras; y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Somos, una carta abierta al mundo y tenemos realmente que poner en práctica visible ante todos aquellas personas que están a nuestros alrededor y que esperan de los fieles seguidores de Jesucristo, esa manifestación del brillo de Cristo como testimonio, una luz resplandeciente, que denote la gloria de Dios en nosotros.
El mismo Jesús, Dios vive en los corazones de los creyentes, y resplandecer luz para poder iluminar al mundo.Como lo dice en su palabra en: Isaías 60:1-3, Levántate y resplandece; porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu nacimiento.
El origen de la luz del mundo
El origen de la luz del mundo fue a través del sacrificio de la cruz, que hizo Jesús. Se hizo semejante a todos los seres humanos, como pecador, para poder ser nuestro intercesor para que ocurriera el propósito, fue llevado al oprobio y vituperio. Y sin importar todo el sufrimiento que pasaría, obedeció al Padre hasta su muerte.
Rompiendo así toda condenación que nos hundía en el pecado, y nos libero por su sacrificio; trayendo a nuestras vidas la luz de la salvación, por lo cual permitió que podamos tener una vida de comunión con él para poder andar en luz.
Como lo describe en su palabra en: 1 Juan 1:5-7, Este es el mensaje que hemos oído de él, y les anunciamos; Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos. Y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su hijo nos limpia de todo pecado.
Tenemos que ser fuente de luz y brillar y brillar en esta humanidad, con nuestro testimonio día tras día y nunca se apague. Iluminando a nuestro alrededor con el testimonio de nuestra vida, en la oración, el esfuerzo; con el rostro lleno de la alegría, de la paz y felicidad que sólo Dios puede dar.
Brillando así nuestra alma, que brille así nuestro corazón, que sazonen así nuestros granos de sal que han de dar sabor a nuestro mundo. Una oración, una sonrisa, un sacrificio, una palabra para iluminar a todos a ser ese fermento en la sociedad que marque una diferencia positiva, que deje un buen sabor de Cristo donde sea.