¿Cómo puedo sanar las heridas emocionales del alma?

Amado lector, en el transitar de la vida; encontramos cosas o situaciones, que nos pueden causar heridas y no solo físicas; también emocionales que lastiman el alma. Pero ¿cómo puedo sanar las heridas emocionales del alma? Según estudios, hay cinco heridas emocionales del alma como la raíz de muchas heridas más; avanza en la lectura y aprende como sanarlas con la ayuda del Señor Jesucristo.
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¿Cómo puedo sanar las heridas emocionales del alma?
Investigaciones, aseguran que desde niños podemos ser heridos del alma; y se clasifican en cinco principales emociones, que pueden afectar la felicidad y madurez del ser humano. Estas heridas son: El abandono, el rechazo, la humillación, la traición y la injusticia.
El abandono, es sentirse olvidado o indefenso en cualquier dificultad; como ejemplo: Un niño olvidado por accidente; o simplemente no sentir el apoyo, en un fuerte momento económico o familiar; pero la palabra de Dios en Salmos 27:10 dice: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá”. Esta es una promesa de amor.
En Juan 8:1-11, relata un caso de rechazo; el ser apartado, o acusado; por nuestros defectos o errores; en este caso una mujer fue hallada en acto de adulterio, y según la ley debía morir; y en el verso 11b de la lectura dice: “Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete; y no peques más”. Jesús no la condenó, la perdonó; él no nos rechaza, nos perdona y nos invita a buscarlo.
La humillación, es la forma en que nos exponemos o nos exponen para vergüenza; mostrando nuestras debilidades, y muchas veces es usado para objeto de burlas y reproches “Aman la mentira; con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón” (Salmo 62:4b); de Dios es el poder y paga cada uno conforme a su obra.
En Santiago 4:10 dice: “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”; También en Mateo 23:12 declara que: “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. No esperemos que Dios nos humille, y tampoco le des valor a lo que haga el hombre; Jesús fue humillado y ahora está a la diestra del padre con mayor gloria.
Las heridas pueden sanar
El Sentimiento más común en herir al alma, es la traición; que es faltar a una amistad o promesa, sin importar lo que suceda; con tal de obtener beneficios a su favor. Es una herida muy profunda; y a pesar de que Jesús también fue traicionado, por uno de sus discípulos; él siempre reconoció cuál era su verdadero enemigo, Satanás. Sin embargo Jesús no nos llama a tener rencor, sino a perdonar; como él nos perdonó. Él es fiel nunca no fallará.
La última herida emocional de esta lista, es la injusticia; que es obrar de manera contraria, a lo bueno; la injusticia no viene de parte de Dios, porque él es amor (Romanos 9:14).
Debemos tener paz, ante la injusticia; porque en las Escrituras establece: “Más el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas” escrita en Colosenses 3:25. Además, no debemos tomar acciones de nuestra mano con ira; a causa de la injusticia, ya que en Santiago 1:20 dice que: “Porque en la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.
Debemos dejar, todas estas emociones en manos de Dios; él es fiel y justo. Jesucristo, pasó por todas esta cosas; fue rechazado por su propio pueblo, humillado en la cruz; traicionado por su discípulo, tuvo un juicio injusto y fue puesto culpable; se sintió abandonado, en el último momento de su vida; pero nunca dejó de confiar en Dios, creyó en las promesas; y en las bendiciones, que traería ese sacrificio.
Jesús sana las heridas emocionales del alma
¿Cómo puedo sanar las heridas emocionales del alma?, Esta heridas, solo las puede sanar nuestro Señor Jesucristo; porque él es el mayor ejemplo en cualquier circunstancia de la vida. Solo él puede entender, lo que pasa en nuestro corazón; y está dispuesto a guardarlo. Se justo y ayuda a otros, a conocer de qué manera puede sanar estas y muchas heridas; que puede causar el mundo con su falta de amor. Y el Salmo 121:7 declara que: “Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu alma”.