¿Cómo conseguir la paz de Dios y que esta se manifieste en mi vida?

Si te preguntas ¿cómo conseguir la paz de Dios y que ésta se manifieste en mi vida? Te diremos que la paz de Dios se consigue siguiendo sus mandamientos. Cuando las personas acatan la ley de Dios, siempre están en paz con su conciencia y ésta es precisamente la paz de Dios.
No hay mayor regocijo que vivir sin angustias ni remordimientos de conciencia. Si te pones a analizar los 10 mandamientos y te haces un examen de conciencia y sientes que estás cumpliendo con éstos. Debes sentirte muy liviano y en paz contigo mismo. Porque agradarás al padre y tuyo será el reino de los cielos.
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¿Cómo conseguir la paz de Dios?
Para que la paz se manifieste en mí, yo debo propiciarlo. Y eso se consigue haciendo el bien sin mirar a quien. Todas las personas que viven en sana paz con sus actos y que no se afincan en ser vengativos, ni usureros, ni rencorosos, esas personas pueden decir que la paz de Dios se les ha manifestado en sus vidas.
Si te sientes contento y feliz de vivir, es porque la vida te sonríe. Y créanlo, la vida solo le sonríe a la gente buena. No hay que confundir dinero con felicidad, ni salud física con salud espiritual. El dinero, realmente no hace la felicidad.
¿Creen ustedes que el dinero puede proporcionar la paz de Dios?
¿Sabía usted? Que Cristina Onassis La hija única del griego Aristóteles Onassis. Considerado uno de los hombres más ricos del mundo, después de haber heredado la fortuna de su padre. Sería encontrada muerta en la habitación de un hotel. Aparentemente, a causa de suicido por sobredosis.
Esto solamente advierte que el dinero no es sinónimo de felicidad. Aunque Cristina era muy bella, y rica, no tenía a nadie a su lado para evitar su depresión.
Por el contrario hay muchísimos testimonios de personas que han sido multimillonarias y han entregado toda su fortuna para hacer caridad. Estos han muerto realmente felices de haber asistido a los más necesitados.
Para conseguir la paz de Dios hay que buscarla en las cosas más sencillas. Sentir gozo por la naturaleza, por el aire que respiramos sin dificultad, por el agua cristalina de los ríos, el cántico de las aves, el perfume de las flores silvestres, la apacible brisa que acaricia tu piel, la música sublime. Y tantas otras cosas por las que debemos estar felices y agradecidos de Dios.
Las cosas más preciadas de la vida, nos la proporciona el Creador de manera gratuita. Y sin distingo de razas, ni de credos ni de condición social alguna. Es por esto que aún en tiempos difíciles como los que estamos viviendo. Debemos estar más que agradecidos de ser hijos de Dios y sobre todo de comportarnos como tales.
Nadie dice que para hallar la paz de Dios y que ésta se manifieste en nosotros, tengamos que ser santos. Dios sabe que la carne es débil y que todos somos pecadores. Pero el solo hecho de estar dispuestos a librar la batalla contra Satanás y de vencerlo. Aunque caigamos y nos volvamos a levantar, es suficiente motivo para estar felices.
Desgraciados son aquellos que se regocijan en la maldad, los que no tienen remordimientos de conciencia, los que viven en pecado mortal perennemente y no confiesan sus pecados en busca del perdón.
¿Dónde puedo buscar la paz de Dios para que ésta se manifieste en mí?
Si deseas buscar la paz de Dios, búscala en tu iglesia, sea cual fuere. Búscala en tus guías espirituales, búscala dentro de ti. Examina tu conciencia repasando los mandamientos y abre los ojos para ver donde puedes estar fallando y endereza tus pasos.
Búscala dentro de tu corazón, arrodíllate sin miramientos y sin vergüenza, quiebra tus rodillas y pídele a Dios que te dé entendimiento y sabiduría para saber dónde está, y encuéntralo. En la sonrisa de alguien, en la mirada de un niño inocente, en un abrazo, en el perdón, en una lectura nutriente de espiritualidad, allí está la paz de Dios.
Dios no esquiva su mirada a quien le busca, ni esconde su tez a sus verdaderos hijos. Dios es tardo para la ira y raudo para el perdón. El que busca encuentra, y más aún si lo que busca es amor, y esto lo consigues dando amor. Igualmente sucede con la paz de Dios, dala y encuéntrala para ti.