¿El Coronavirus es un castigo de Dios? ¿Castigo divino?

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Múltiples comentarios en redes sociales e internet en general nos han hecho ver que, independientemente de nuestras creencias, todos nos sentimos de alguna manera preocupados por el coronavirus. Sin embargo, en la comunidad cristiana observamos algo bastante curioso. Pero ¿esto es verdad? ¿Son las enfermedades como el coronavirus un castigo de Dios?

Mientras por un lado abundan las oraciones por las víctimas y la erradicación completa de esta pandemia, en la otra cara de la moneda están quienes lo ven como un castigo del Todopoderoso. De hecho se alegran de que por fin Dios les esté dando su "merecido" a estas personas por no entregarse a una vida cristiana entre otras razones.

Índice()
  1. Las enfermedades como castigo divino
    1. Lo que Cristo enseñó sobre las enfermedades
  2. El coronavirus no podría ser un castigo de Dios

Las enfermedades como castigo divino

Es verdad que en las Santas Escrituras podemos observar relatos donde ciertos personajes y naciones enteras recibieron un castigo por parte del Todopoderoso. Pero no por ello vemos a un Dios impulsivo tratando de castigar a la menor provocación. La misericordia de Dios siempre ha sido mucho más grande que su ira.

Cuando Él castigaba directamente siempre daba múltiples advertencias por medio de sus profetas, buscando que los personajes en cuestión se corrigieran. Al no responder a la misericordia de Dios, se efectuaba la sentencia divina, que casi siempre era la muerte.

¿Y que hay de las enfermedades? bueno, éstas casi no se utilizaban como castigo divino, pero cuando Dios usaba este medio era con un propósito específico: Herir el orgullo del castigado. Tenemos de ejemplo al orgulloso Faraón de Egipto y las plagas que recibió en forma de enfermedad. También un Rey llamado Uzías que por orgullo se tomó libertades que no le correspondían, le faltó el respeto a Dios y fue castigado con lepra.

Los ejemplos anteriores fueron excepciones que de verdad merecían lo que les pasó. Pero lo cierto es que Dios raramente usaba las enfermedades para castigar. A Él no le complace ver la agonía y sufrimiento de nadie, incluso de los que hacen el mal. Por tanto siempre opta por la muerte inmediata como la mejor forma de efectuar su santa justicia.

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Lo que Cristo enseñó sobre las enfermedades

Según el relato de Juan 9:1-7 Cristo encontró a un ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿Quién fue el culpable para que este hombre fuera castigado con tan lamentable enfermedad? ¿Sus padres o él mismo? Jesús replico, "Ninguno de los dos". Como notamos, ese pensamiento de estar enfermo por decreto divino ya era común desde tiempos antiguos.

De manera que Cristo tuvo que desmentirlo, señalando que esa forma de pensar estaba equivocada, y para probarlo, curó de forma milagrosa la ceguera de ese hombre. Piensa en ello, si el hombre en verdad había sido castigado por Dios por algún pecado, lo tenía perfectamente merecido, se estaba efectuando la justicia divina.

Pero si Jesús lo curó, ¿acaso él estaba revocando la sentencia justa de Dios? No, eso jamás sucedió. Cristo siempre hizo la voluntad perfecta de Dios, y no la contradecía. Sabemos que curó a miles de personas por tanto ninguna de ellas sufría enfermedades por castigo de Dios, y eso lo dejó claro.

Es a partir de los evangelios, que ya no encontramos en la Biblia ningún caso de castigo divino por enfermedad. Por tanto, podemos decir que si bien Dios utilizó este medio para castigar a personas que lo merecían, ya no lo hizo más ni tampoco lo hace en la actualidad.

El coronavirus no podría ser un castigo de Dios

Tomando en cuenta lo anterior, podemos asegurar que ni el coronavirus ni ninguna otra pandemia son un azote del Creador. Como dijimos Dios ya no castiga con enfermedades, y cuando lo hacía daba advertencias afectando a individuos específicos, no a países enteros. Entonces ¿debería el Todopoderoso sentenciar al pueblo chino con esta enfermedad si la mayoría nunca ha escuchado de la enseñanza bíblica? Lógicamente no.

Incluso si los chinos estuvieran conscientes de las enseñanzas bíblicas, y ellos eligen no ser cristianos sería fruto del libre albedrío que Dios mismo les ha dado. El Creador no obliga a nadie a servirlo, y tampoco castiga por ello. Como cristianos solo queda rogarle a Dios para que puedan salir de esta crisis y que pueda ser erradicada exitosamente.

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