¿Cuál es el poder delegado por Jesús que tienen los cristianos?
Nosotros como fieles servidores de Cristo, conocemos nuestras responsabilidades, entendemos qué es lo que tenemos que hacer y qué no. Aunque más allá de eso, debemos saber que Dios nos ha otorgado un poder delegado por Jesús. Tenemos que conocer nuestras capacidades y dotes divinos para aprovecharlos, ya que se nos entregaron con un objetivo y por voluntad del Padre Celestial.
A pesar de ser pecadores, Dios nos ha dado un inmenso regalo y es que pese a todo, el Creador nos sigue amando inmensamente, pero más allá de eso, confía en nosotros y es con un gran poder viene una gran responsabilidad. Indudablemente tenemos una tarea, ahora nuestro propósito será descubrir cuál es.
Poder delegado por Jesús, nuestra tarea en la Tierra
Como fieles siempre debemos optar por expandir la gracia de Dios, dar a conocer su voluntad y que muchas personas se nos unan en nuestra sagrada creencia. Sin embargo debemos entender que no todas las personas pueden ser acercadas al Padre de la misma manera mediante nuestro interceder y es aquí cuando Jesús nos ha delegado un poder divino superior que radica en el evangelio. En estos textos está todo lo que requerimos, tanto para nosotros como para los demás.
¿Por qué el evangelio tiene poder?
Si tenemos amplio conocimiento del evangelio, podemos analizarlo y usarlo para llevar de manera individual, la palabra de Dios a distintas personas. Recordemos que no todos captan de la misma manera y este es un gran poder que tenemos nosotros, buscar la manera de llegar a cada persona, indiferentemente de sus creencias. En el evangelio siempre estarán las palabras correctas, solo debemos hallarlas.
A este acto de dar a conocer las buenas nuevas del Señor, se le llama Evangelizar y no se necesita estudiar ni ser un maestro teólogo para hacerlo. Desde un niño hasta un adulto mayor tiene la capacidad de usar la Palabra y transmitirla. En cierto sentido, nosotros tenemos un gran Poder delegado por Jesús, el cual radica en cambiar el mundo.
Si bien Cristo vino para librarnos del pecado y toda maldad, también nos encomendó la labor de mantener sus costumbres, ya que lo que hizo, prácticamente fungiría como un “punto de partida” un reinicio del pasado. Así que de nosotros cumplir con lo que nos manda, no volveríamos a caer en el pecado y seguiríamos manteniendo en pie todo el sacrificio hecho por el Cordero de Dios. No obstante, como podemos ver, actualmente nos rodean un montón de actos anti-cristianos, sin duda nos hemos desviado del camino.
Nuestra intervención fundamental como cristianos
Ya hemos dicho que mediante el Evangelio podemos cambiar el mundo, pero cómo hacerlo, tal vez te preguntes, y puede que pienses que es una tarea muy difícil que no podrás hacer solo. Aunque la realidad es otra, cada uno desde nuestra casa puede hacer algo, todo empieza desde la familia, con actos sencillos y que no necesitan de mucho esfuerzo.
Si cada cristiano inculcara las enseñanzas del Mesías a sus hijos, sobrinos y cualquier pequeño allegado, empezaría un cambio. Además si convencemos a los adultos a participar, estos fungirían como multiplicadores igual que nosotros, al final se crearía una red. De proponernos a que cada uno de nosotros imparta los conocimientos del Evangelio, por lo menos a 5 personas, sin duda presenciaríamos un gran cambio, esas 5 personas podrían Evangelizar a 5 más y así hasta que todos nos unamos a Cristo.
Ese es el gran Poder que tenemos, el don de multiplicar la palabra de Dios y que bendición más inmensa. Podemos repetir lo que el gran Salvador del mundo predicó, somos afortunados pues se nos encomendó una misión celestial.