¿Qué significado tenía la muerte en la cruz para los romanos?
Los romanos son conocidos por sus famosas torturas, en especial, la crucifixión. Así que si te preguntas ¿Qué significado tenía la muerte en la cruz para los romanos? Este artículo es todo lo que buscas.
La crucifixión era una de las peores torturas que realizaban los romanos, ya que esta, por mucho, implicaba la crueldad en su máxima expresión. Sin mencionar que, deshonraba a todo aquel que era crucificado.
Los romanos se caracterizaban por defender su ciudadanía a toda costa, aunque realizaran esto mediante métodos muy poco humanos. Entre ellos se destacaba la muy conocida muerte en la cruz.
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¿Qué significado tenía la muerte en la cruz para los romanos?
Conocemos como crucifixión, al método de tortura o asesinatos de individuos, que tiene como propósito, aterrorizar grupos grandes de personas, implantando miedo en ellos.
Este método existe desde la era de los persas, aunque muchos años después, fue implementando por el imperio romano.
Para el cristianismo, la crucifixión es símbolo del sufrimiento de Jesús en la cruz. La biblia nos explica que, luego de ser crucificado, Jesús resucitó.
Para esta tortura se utilizaban diferentes cruces, sin embargo, la más empleada era la cruz con forma de “T”, mayormente conocida como cruz romana. Aunque la más conocida es la cruz católica, ya que Jesús fue crucificado con este tipo de cruz.
Importancia de la crucifixión
Para el imperio romano, era primordial tener el control total de los actos de sus pobladores. Por lo que si estos no acataban sus órdenes con sumisión, el imperio se veía en la obligación de castigarlos por su rebeldía.
Para ellos era muy importante mantener el terror en la población para de esta manera poder controlarlos con mucha más facilidad, por lo que les resultaba primordial implementar métodos de tortura.
Por lo que la crucifixión cobró importancia para el imperio, ya que al tratarse de un método de tortura tan doloroso, lo consideraban como una técnica infalible para el control de la ciudad.
Al implementar dicha condena, los ciudadanos se veían aterrorizados ante la idea de la muerte en la cruz, por lo que se veían obligados a acatar las órdenes del imperio en completa sumisión.
Aunque, esta cobró mucho más importancia, tras la condena de Jesús a esta muerte tan tortuosa y, posteriormente, por su milagrosa resurrección.
La muerte de cruz para los romanos
Las crucifixiones se llevaban a cabo, mas que todo, en zonas de paso, por lo general, en las afueras de la ciudad.
Usualmente, el condenado debía llevar su propia cruz al lugar de tortura, momentos antes de ser realizada la misma.
Por lo general, se acostumbraba a que el palo principal de la cruz, tuviese una altura similar a la del torturado, para que los pies del mismo tuviesen cercanía al suelo, pero sin tener contacto con él.
Sin embargo, la cruz elaborada para la crucifixión de Jesús tenía un palo principal mucho más alto, con el propósito de darle más visibilidad a su tortura y que desde muy lejos pudiesen verlo.
Al igual que los demás condenados, Jesús realizo el infame recorrido hasta el lugar de tortura y ejecución. También, se acostumbraba a que el condenado hiciera su recorrido en compañía de sus familiares.
En el caso de Jesús, fue acompañado por un sinfín de personas, las cuales abarcaban desde seguidores melancólicos por su condena, hasta burlistas empeñados en humillarlo.
Simbolismo de la muerte en la cruz
Como mencionamos anteriormente, la crucifixión era, por mucho, la mayor y más tortuosa de todas las condenas por parte del imperio romano. Esta adquirió fama por infligir un gran sufrimiento en el torturado.
El principal propósito de la muerte en la cruz era, además de someter al condenado a un dolor inimaginable, despojarlo de todo su honor al dejarlo en dicha cruz permanentemente, incluso después de su muerte.
La cruz era como símbolo de reflexión para los pobladores, con lo que se les sembraba temor a comportarse de la misma manera en la que lo hacían los difuntos. Este método era implementado para aterrorizar masas y, de esta manera, controlar sus actos.
A pesar de todo, Dios aprovecho la peor muerte que podía existir, para que su propio hijo fuera asesinado, con el fin de salvar al mundo de todo pecado.