La grandiosa historia de Santa Juana de Arco – Reina, virgen y mártir

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Santa Juana de Arco fue una campesina francesa cuyas visiones de ángeles la llevaron a convertirse en una líder militar. La intervención de Juana de Arco cambió el resultado de la Guerra de los Cien Años y ayudó a asegurar que Carlos VII de Francia se convirtiera en rey. A Juana finalmente la ejecutaron por las fuerzas inglesas a las que derrotó.

A lo largo de su joven vida, a partir de los 13 años, Juana creyó que fue visitada por varios ángeles y a través de ellos pudo recibir una clara dirección para actuar por Francia, se han sugerido varias teorías que pueden explicar los orígenes de sus visiones.

En mayo del año 1920, Juana de Arco fue canonizada como santa en la Iglesia Católica Romana. Aquí te contaremos un poco de la gran historia de la Santa Juana de Arco, como con sus visiones logró salvar a muchas personas.

Índice()
  1. La vida de Santa Juana de Arco
  2. Últimos años de vida

La vida de Santa Juana de Arco

Juana nació en el pueblo de Domremy, que en ese momento era parte del Ducado de Bar dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. Sus padres, Isabelle Romée y Jacques de Arco, eran campesinos con una pequeña granja. Tenía dos hermanos mayores, así como un hermano y una hermana menores. Como campesina durante la Edad Media, a Juana no se le enseñó a leer ni a escribir, pero se crió en la Iglesia Católica.

Juana de Arco nació durante la mitad de la Guerra de los Cien Años, una batalla sobre quién debía heredar el trono francés. En el momento de su nacimiento, los ingleses estaban en la ascendencia; Francia había decaído como resultado de la Peste Negra y otros desafíos.

Aunque Domrémy, donde vivía Juana, no era un foco importante de la guerra, se encontraba en una porción de Francia que había permanecido leal a la corona francesa. Juana era muy consciente de la lucha. De hecho, a Domrémy lo quemaron más de una vez por los leales ingleses.

Cuando tenía 13 años, Juana empezó a certificar que oyó las voces de los santos y vio visiones de San Miguel, Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquía. Juana describió sus visiones muy claramente; en una transcripción de su juicio, dice: "Tenía trece años cuando tuve una Voz de Dios para mi ayuda y guía. La primera vez que escuché esta Voz, me asusté mucho; era mediodía, en verano, en el jardín de mi padre".

no sera visitado de mal

Con el tiempo, las visiones de Juana de Arco se volvieron cada vez más específicas. Según los registros, San Miguel y Santa Catalina le dijeron que era la salvadora de Francia. Le dijeron que buscara una audiencia con Carlos, el heredero de la corona francesa.

También le dijeron sus visiones que ella sería la que derrotaría a los ingleses, los echaría de Francia, e instalaría a Carlos como el legítimo rey. Cuando Juana tenía unos 16 años, sus visiones le dieron instrucciones directas.

Debía contactar con Robert de Baudricourt, que la ayudaría a conseguir su objetivo divino. Aunque Baudricourt rechazó a la adolescente en sus primeros intentos, más tarde cedió.

Su decisión pudo estar relacionada con la capacidad clarividente de Juana para describir una derrota francesa en Orleans. Baudricourt proporcionó a Juana un caballo y una escolta; se cortó el pelo y se vistió con ropa de hombre para emprender el viaje.

Últimos años de vida

Juana se vio capturada en la batalla y vendida a los ingleses. Mantenida en una prisión eclesiástica, fue amenazada por guardias y por lo tanto se negó a entregar su ropa masculina.

Los ingleses querían probar que sus visiones eran falsas, ya que sugerían que Dios estaba del lado de los franceses. La corte inglesa hizo todo lo posible para engañar a Juana de Arco en la herejía pero no tuvo éxito. Cuando le preguntaban los guardas si estaba en estado de gracia, Juana siempre respondía: "Si no lo estoy, que Dios me coloque allí y, si lo estoy, que me conserve allí".

En un momento, Juana se retractó de sus visiones para escapar de morir. Sus visiones volvieron, y ella retiró su retractación. Juana de Arco fue quemada en la hoguera y llamó a Jesús en su último aliento. Después de su ejecución, su cuerpo fue quemado una y otra vez.

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