Oración que funciona para rezar la Magnifica en casa, bien rezada
La oración que funciona para rezar la Magnífica en casa, realza la experiencia de María como madre; ella en esta oración evangeliza, porque habla de la salvación que traería el que está en su vientre.
Esta grandiosa oración, es reconocido en el mundo del cristianismo casi como un canto; ya que María inspirada por el glorioso Espíritu Santo, exalta en convicción la grandeza de Dios Padre.
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Este canto data, en el momento que se encuentra ella con Elizabeth; madre de Juan el Bautista, descrito en Lucas 1:26-55. Esta oración bien rezada, ciertamente funciona para afrontar momentos muy difíciles; como la enfermedad o peligros, porque fortalece el espíritu.
Verdadera oración que funciona para rezar la Magnífica
Glorifica mi alma al Señor y mi espíritu se llena de gozo, al contemplar la bondad de Dios mi Salvador. Porque ha puesto la mirada en este humilde siervo suyo.
Primeramente el que es Todopoderoso;
y su nombre infinitamente santo,
cuya misericordia también se extiende,
de generación en generación.
Por consiguiente, sea alabado y
enaltecido, por haber extendido el
brazo de su poder, y también disipado
el orgullo, de los soberbios,
trastornando sus designios.
Por lo tanto desposeyó a los
poderosos y elevó a los humildes,
a los necesitados, los llenó de
bienes, y a los ricos
los dejó sin cosa alguna.
Exaltó a Israel su siervo,
acordándose de él, por su
gran misericordia y bondad.
Así como lo había prometido,
a nuestro padre Abraham; y también
a toda su descendencia por
los siglos de los siglos.
Peticiones a la Magnífica oración,
para fortalecer al espíritu.
Te adoro Señor mío.
Tú eres mi fortaleza, mi
regocijo en la prueba, en cambio
no permitas que se turbe mi alma.
Oh Bendito Dios, tú eres
mi pronto socorro en la tribulación;
tú me libras de toda adversidad;
y reafirmas mi confianza.
Señor fortalece, con tu espíritu,
mira cuan turbada está mi alma,
ayúdame a levantar, y poder
elevar el vuelo como las águilas.
Yo en tu misericordia he
confiado, y mi corazón se
alegra en tu salvación.
Ayúdame a ceñir los lomos,
a reafirmar mis pasos.
Fortalece mi espíritu, no permitas
que sucumba ante la adversidad,
tú eres mi sustento.
Hazme compañía, permite
que pueda caminar
confiado de tu mano.
No me desampares porque te
necesito, consuela mi espíritu.
Señor aviva mi alma,
escucha el clamor de tu siervo.
Que ora para que tú, me llenes
mi ser, con tu espíritu.
Ayúdame a caminar confiado,
derrama sobre mí tu amor.
Santo Padre, tú eres mi
sustento cuando, el camino de tuerce,
no me desamparas, tu eres mi roca fuerte
¿de quién habré de temer?
Líbrame, del que me quiera hacer
daño, oh Jehová, guárdame bajo
tu manto, no te apartes de mí.
Tú eres mi sanador, mi médico
por excelencia; fuimos cubiertos
por la sangre de tu hijo amado.
Por consiguiente, ayuda en la enfermedad,
sáname con tu inmenso poder.
Libra mi cuerpo de cualquier padecimiento,
mira mis males, y quítalos de mi vida.
Mi Señor, tú eres el Dios
Todopoderoso, quien libra mi alma
de cualquier enfermedad, eres
quien me da la calma.
Gracias por tu benevolencia,
no te alejes de mí; y sana todo
sufrimiento, que este padeciendo.
Libra mi vida de cualquier peligro,
que aseche contra mí;
guárdeme bajo su mano poderosa.
No permitas que el inicuo atente
contra mí, no permitas que su maldad
prospere contra mí; libera de sus
garras, y apártame de sus caminos.
Tú dijiste, que en este mundo
tendríamos, muchas aflicciones;
pero tampoco temeré,
porque sé tú estás conmigo.
Por último, te puedo decir que tu
amor, no tiene comparación, ya
que tú no dejas a tus hijos solos;
tú eres un padre bondadoso
y también eres justo.
Finalmente gracias Señor,
porque tú eres un Dios justo y
bueno, que no nos desamparas
ni abandonas, sino que nos
brindas de su gran amor.
Amén.
Súplica oportuna a la Magnífica
Ahora que conocemos las cualidades de esta oración; es ciertamente importante resaltar que es que rezar la Magnifica en casa nos muestra a un Dios amoroso, lleno de gracia y misericordia.
Además de resaltar la virtudes que los cristianos debemos tener siempre en consideración, al movernos entre los hombres comunes que es: La piedad, la bondad y la fidelidad hacia nuestro prójimo.